De no haberte visto pasar,
nunca hubiese tenido la
certeza de creer en el amor,
pero no a primera vista
-esas son tonterías-, sino
de golpe; un caos en la
tranquilidad de mis pupilas
que, irremediablemente,
no han dejado, desde
entonces, de mirarte.
Y digo que el tuyo fue
amor de golpe porque
nunca antes me había
temblado así, tan bonito,
el alma.
Vaya, esto ha sido más
de lo que yo esperaba,
enamorarme como nunca,
como loco, como nadie;
a veces las cosas buenas
también nos suceden
a los malos, a los rebeldes,
a los que morimos cada
noche por una bandera
invisible sin que nadie
lo sospeche y, que por
la mañana siguiente,
volvemos a la lucha
contra un enemigo de
identidad ausente, pero
eso ya no importa, al carajo
todo el mundo, si en tus
brazos está, incluso,
mi propia esencia.
Y a eso le llamo suerte,
cariño; yo, que no buscaba
ni el amor, encontré, en ti,
hasta la poesía.
Escrito por.