Es una contradicción muy notoria. Existe muchas relaciones que se encuentran estancados en una situación de insatisfacción vital en la que, cada uno hace de su vida una forma independiente respecto del otro. Sabemos que amar es compartir con esa persona que queremos mucho, pero puede el individualismo llevarse al extremo a pesar que vivas con esa persona en el mismo techo. El amor es un motor que llevamos dentro. A pesar de ello, hay persona que no valoran su tiempo lo suficiente para afianzar su vida en decisiones de alegría. Aquí te vamos a resolver esta duda existencial.
Estar acomodado en la zona de confort
Una puede sentirse infeliz, pero si se encuentra en su zona de confort pues es bien difícil que lo muevan de ahí. No vive una vida ideal, pero se siente relativamente seguro en una rutina previsible que ya conoce de memoria y le produce un cierto miedo abrir la puerta hacia lo desconocido. Obviamente una ruptura de pareja implica tomar muchas decisiones, se realiza muchos cambios perjudicando esto a una persona que ya se siente cómoda en donde está. Al pasar el tiempo, algunas personas observan la realidad como una especia de sentimiento trágico en la vida.
Miedo a aceptar la realidad
No quieres aceptar que este sentimiento se ha terminado, porque aún no te lo crees. Muchas parejas infelices rompen su relación porque tienen miedo de poder perder el adiós. A veces sólo quieren la compañía del otro. Existe muchas personas que son infelices, pero prefieren quedarse en el mismo punto, con una fe incondicional en la posibilidad de un cambio a mejor. Podemos decir que la infelicidad perjudica mucho a la salud.
No debemos de permanecer con alguien que no queremos por muy cómodos que nos sintamos. Ante todo, es vivir feliz y libre de toda atadura. Disfruta de los buenos momentos de la vida.