Pensaba que era yo la que no podía vivir lejos de ti. No podía dejar de pensar en todos los factores que hacían que te fueras dejando poco a poco de mí; yo lo notaba, notaba como con el tiempo yo te sentí cada vez más lejos de mí, distanciado y el temor de no saber cómo poder vivir sin ti. Pensé que iba a ser muy difícil, estaba tan acostumbrada a pasar el rato contigo a hacer todo contigo. Siempre buscaba cualquier excusa para que estés a mi lado. Mi miedo era cada vez mayor, como iba yo a acostumbrarme a estar sin ti.
Mi corazón no iba a entender de distancias, mis brazos se habían acostumbrado a tus abrazos, mis labios a tus besos, mi cuerpo a tus caricias. No entendía en que situación me encontraba, mi vida a la cual en algún momento considere feliz a tu lado se desmoronaba y se llenaba de la oscuridad que tanto temía. Pensé que nunca iba a terminar esta angustia, este dolor, pensaba que nunca iba a salir de aquí.
En eso pasa el tiempo, y con ese mismo tiempo comencé a entender y acostumbrarme a lo que estaba pasando. Los dolores comenzaron a desaparecer, mi corazón comenzó a tomar su fuerza. Se cerró, se volvió algo frio, se podría decir que más cuidadoso. Con el tiempo el temor se esfumo porque comenzaba a comprender que si llegarás a irte de mi vida sería porque realmente no pertenecías a ella.
Me di cuenta que lo que un día sentí por ti ya no era lo mismo, y no hice nada para evitarlo, porque me gustaba esa sensación, esa fuerza que necesitaba cuando comenzabas a alejarte de mí.
No podría explicar que lo que pasó dentro de mí. No entiendo cómo fue que cambió todo este sentimiento. Puede ser porque comencé a preocuparme por mí, a no depender de alguien más. Me comencé a central en mis metas, en los sueños que quería cumplir. Comenzó a iniciar una nueva vida.
Tanto había cambiado que cuando llegaste a querer ser parte de mi vida otra vez, te expliqué que ya no era necesario que estés conmigo y que hagas lo mismo que yo. Buscar un propósito de ti, preocuparte en ti y salir adelante por ti. Te había rogado tanto por volver y ahora soy yo la que no quiere volver.