Solemos desaprovechar las oportunidades que tenemos con nuestros seres queridos como si la ausencia que vendrá más tarde no nos importara, esta dejadez a veces se complica cuando personas que en principio deberían apreciarnos, nos desprecian. Las situaciones de este tipo son muy dolorosas, por ello debemos comenzar a remediar la situación.
Tenemos la mala costumbre de no valorar el momento presente y de apreciar lo que no tenemos o lo que ya hemos perdido, por eso cuando vemos a la persona que hemos perdido nos duele y no nos damos cuenta que ha sido nuestra culpa de que lo hayamos perdido.
No podemos dedicarnos a los demás y olvidarnos de nosotros
Lo más importante es tener la gratitud de uno mismo, pues es el pilar del amor propio y el cimiento de nuestro crecimiento personal. Por ello no vale la pena luchar por una persona que no mueve ningún dedo por nosotros, no sirve ayudar constantemente a alguien que no está interesado en atendernos. No nos hace bien dar sin recibir.
El poder de alejarse de lo complicado de nuestra salud
Puede ser que al principio nos cueste alejarnos de esa persona que no nos valora, pero vale la pena el esfuerzo cuando se trata de evitar nuestro deterioro emocional. Regala tu ausencia cuando sea necesario, por lo que una buena solución es obsequiar a estas personas tu indiferencia. Demostrar que a ti tampoco te preocupa alguien que no te valora.
Nos costará mucho poder alejarnos de esa persona y es probable que tengamos muchas cosas por decirle. Y ese dolor se acumulará en nuestro interior, por ello tenemos que sacarlo y decirlo. Una buena opción es escribir una carta a esa persona que nos lastimo y decirle todo lo que pensamos, lo que sentimos. Una vez escrita, lo mejor que puedes hacer es deshacerte de la carta y liberarte de manera simbólica de esas sensaciones.
Libera tu dolor y perdona
Si le damos alas al sufrimiento esto hará que nuestro cuerpo sea la tumba de todo el dolor que sentimos. Sintiéndonos tristes, con una humillación infinita.
Por esta razón, tenemos que trabajar nuestra decepción y dejar de estar jugándonos con la vida. Tenemos que saber cuándo es conveniente regalar nuestra ausencia. Es ahí en donde será el momento de dejarlo todo atrás y de no olvidarnos de que son situaciones comunes que encierran en ellas una gran semilla de crecimiento y de liberación.