Le decimos adiós a este amor que en su momento fue lo mejor que me pasó en la vida. Una relación que pude disfrutar por mucho tiempo y que para mala suerte tuvo un final inesperado. Poco a poco se fue desvaneciendo, sin darnos cuenta el amor terminó entre nosotros. No fue planeado sólo sucedió.
Iniciamos con todo el amor, siempre estábamos sorprendiendo el uno por el otro. Mostrábamos nuestro mejor rostro, absteniéndonos a no mostrar nuestras debilidades porque no lo creíamos necesario y pensamos que nunca iban a salir a la luz. Ya que nos sentíamos tan cómodos juntos no pensé que era necesario esa faceta de uno.
Pensamos que con sólo mostrar la mejor cara de uno todo iba a ir bien. Eso fue durante la etapa del enamoramiento, pero cuando pasamos a la etapa de conocernos más, fue ahí donde las cosas dieron un giro inesperado. Comenzamos a sentirnos más cómodos y demostrar nuestras manías, defectos y debilidades. Eso nos hizo abrir los ojos y darnos cuenta que no nos conocíamos en verdad. Que estuvimos sólo viendo lo bueno de nosotros, acostumbrándonos a esa faceta.
Cuando nos dimos cuenta de nuestra actitud completa, supimos que no éramos tan compatibles como pensamos. Los momentos se tornaban un poco incómodo, discutiendo de todo sin llegar a una solución. Lo dejábamos en términos medios pensando que eso el tiempo lo curaría. Pero no, al contrario, eran como heridas abiertas que en un cierto tiempo salían a la luz provocando otra discusión.
Buscábamos la manera de solucionarlo, pero ya el amor que nos tenía se había estado acabando poco a poco. Que cuando decidimos luchar por nuestra relación, ya el ambiente se encontraba irritable y era un poco difícil poder mejorarlo. Agarramos otra técnica, el de cambiarnos. Él me cambiaba a su gusto y yo lo cambiaba al gusto del mío. Fue uno de los peores errores que cometimos, ya que de eso no se trata una relación. Se trata de aceptarnos tal y como somos sin cambios, sin necesidad de perder la identidad.
Nos dimos cuenta que debíamos alejarnos, aunque sea un tiempo, hasta al menos ser un poco más maduros para aceptarnos. Porque no era que nos odiemos sólo que nos chocó mucho al saber que no éramos el cien por ciento sinceros. Así que nos tomamos un tiempo, para poder arreglar nuestros pensamientos y cuando sea el momento adecuado poder hablar y ver si nuestra relación se mantiene o simplemente es una despedida.