Yo no me embrollo, y bien lo sabes. Si deseas continuar con tu relación furtiva, pues adelante, te invito a hacerlo. Por mi parte, te haré saber lo que siento citando a Maluma: “Y si con otro pasas el rato, vamo’ a ser felices los cuatro…” ¿Cínico? Sí, pero real, honesto y frontal.
Yo no me complico, de veras. Si una doble vida te satisface, pues que te vaya bien. Yo sigo gozando y disfrutando la vida, porque para eso fui concebido. Muchas candidatas están esperando por mí, y ahora me sobran ganas de hacerles saber que estoy libre y dispuesto a hacerlas entrar en mi vida.
¿Por qué te molestas? ¿Qué esperabas? Lo conociste por primera vez en esa fiesta y caíste rendida a sus pies. Compartieron tragos, se embriagaron, se besaron y dejaron su sello en la cama. Todo esto lo hiciste con el mayor descaro y sin una mínima consideración hacia mí. ¿Por qué yo debería respetarte si tú no me respetaste primero?
Hoy soy otro hombre. Ya no soy el mismo de antes, el que toleraba tus affaires sin inmutarse. Ya no soy el masoquista, el permisivo, el blandengue. Me cansé de tu mentira y tu desengaño. Por eso, no me importa, la verdad. Sé lo que valgo, sé lo que doy y muchas mujeres están en la fila esperando, dispuestas a probar lo dulce de mis mieles.
Podemos seguir estando juntos. La verdad, no me incomoda. Pero tendrás que vivir con la otra, la usurpadora, a la que realmente le daré todo, a la que realmente amaré y respetaré. Sigamos adelante, te acepto el trato. Eso sí, no esperes de mí más que carnalidad, porque lo mejor de mí ya no será para ti. Seamos felices los cuatro, y veamos quién goza más de la vida…