La vida suele actuar de manera que no comprendemos y es que, la vida, se hizo para vivirla y no comprenderla. Podemos estar pasando por un mal momento, uno de caos y desdicha donde constantemente estamos en un estado de arrepentimiento y lamento, adoloridos porque las cosas no han funcionado en eso llamado amor.
Es como si nos pusieran en el camino a las peores personas o las más confundidas y terminamos dando amor a quien no entiende cómo va eso de dar cariño. La vida nos pone a estas personas con un propósito particular, y es que cada antiguo amante nos ayuda a ser mejores a través de mala o buenas relaciones.
De ellas, queda la experiencia, y esa experiencia es super importante cuando llega la “persona indicada”, esa que sabe que tu pasado es tuyo y que hoy eres el resultado de todo lo que has vivido y que no tiene nada contra tus antiguos amantes pues ellos te prepararon, te condicionaron para un “ahora” donde compartes la vida que creíste injusta con la persona que amas y que sientes que es la que necesitas en tu vida el resto de tus días.
Ninguna lágrima se derrama sin llenar un mar. Todos esos llantos que te hicieron pasar tus antiguos amores y por los que a diario te preguntabas por qué no funciona, tienen su recompensa. Hay recompensa detrás de todo lo doloroso y los amores fracasados, porque la experiencia es el mayor reconocimiento y recompensa para aquellos que decidieron amar a pesar de que se les falló. Porque la experiencia solo se gana cuando logramos superar y porque ella nos da la herramienta adecuada para que, cuando llegue el amor indicado, lo sepamos y lo sintamos y nos haga decir gracias por las buenas y malas experiencias que no funcionaron pero que hoy, te han hecho y formado de manera apta para amar y ser amada correctamente.