Das tanto de ti, que llega el punto en que tu vida se mezcla con la de la persona que amas. No me refiero a simplemente compartir la cama, la mesa, los buenos días y las mejores noches, me refiero a que, de algún modo inexplicable, tu vida deja de ser solo tuya.
Empiezas a vivir para otra persona, y de no ser por el amor, eso sería una locura… O al menos eso es lo que me digo para no sentirme mal al saber que contigo, perdí toda mi individualidad.
Lo peor de todo es que, aun cuando ya no estás aquí, sigo viviendo como si mi vida fuese para ti. Aún preparo el almuerzo como a ti te gusta. Aún aparto un lado de la cama para ti. Aún te espero despierta por las noches y aún creo que todas las metas que persigo, no son solo para mí.
Así es vivir aferrada al pasado. Esta es la manera correcta de perder el tiempo esperando algo que no va a volver. Así es como paso mis día a día, pensando que aún estás aquí. Sé que un día de estos, la dignidad me dará una cachetada y me pedirá que despierte, pero mientras tanto, sigo sucumbiendo al recuerdo más doloroso de todos, ese en el que tú estás aún, fingiendo que tú también vivías para nosotros, y no solo para ti.