Para los antiguos griegos y romanos, la vida eterna no significaba ascender a un cielo, o vagar por la tierra en forma de almas. A pesar de que algunos textos lo sugirieran, las sociedades antiguas poseían un concepto distinto al que preferían apelar.

Pintura de Jheronimus Bosch
Vivir para siempre, significaba, nunca ser olvidado, hacer algo tan enorme, tan significante que todos te recordasen o al menos, que tu nombre perdurase en el tiempo en la mente de unos cuantos. Todos hemos tenido ese deseo en mayor o menor cantidad, el deseo de que cuando nos vayamos, nuestros nombres sean reconocidos por algo que hayamos hecho.
La película Troya, un viejo filme que trataba sobre la caída de dicha nación, engloba en varias escenas, este deseo de vivir eternamente en la memoria de los demás. Por ejemplo, Aquiles, una de las principales leyendas de esta historia, dice:
“Si alguna vez contaran mi historia, cuenten que caminé entre gigantes. Los hombres brotan y se marchitan como el trigo invernal, pero estos nombres nunca morirán. Cuenten que viví en los tiempos de Héctor, domador de caballos; cuenten que viví en los tiempos de Aquiles…
… Los hombres viven obsesionados por la inmensidad de lo eterno. Por eso nos preguntamos: ¿tendrán eco nuestros actos con el devenir de los siglos?, ¿recordarán nuestro nombre los que no nos conocieron cuando ya no estemos?, ¿se preguntarán quienes éramos, la valentía que demostramos en la batalla o lo apasionados que fuimos en el amor?”
El concepto de “vivir para siempre”, también se asocia con el de ir a un paraíso, sin embargo, a los ojos de los historiadores, este tiene poco sustento por el tema de la mitología y leyendas que le rodean.
Pero ¿Qué opinas tú? ¿Cuál crees que sea el verdadero concepto de la vida eterna? ¿Qué estarías dispuesto hacer para ser recordado por el resto de los siglos?