Todos buscamos la felicidad, ese es el propósito de cada persona, pero cómo lo logramos está en el camino único que labramos cada uno. La vida se compone de infinitas decisiones, aciertos, errores y desafíos que nos van modelando y nos permiten descubrir y expresar nuestra propia personalidad, la configuración de nuestra particular y especial alma.
Sin embargo, podemos caer en el terrible hábito de esperar de los demás demasiado, ya sea que nos resuelvan los problemas o nos avalen. Buscamos en otros una aprobación que debe provenir de nosotros mismos.
Lograr la independencia emocional es un proceso de madurez. En ocasiones nuestro inconsciente nos lleva a desarrollar comportamientos de dependencia, quizás de forma sutil, pero que son perjudiciales e impiden que encontremos la felicidad. Si no logramos pararnos sobre nuestros pies, aceptarnos plenamente podemos caer en una constante búsqueda de aprobación, haciendo cosas que no nos gustan.
Cuando dependemos de otra persona comenzamos a actuar bajo sus expectativas tratando de convertirnos en una persona diferente a lo que realmente debemos ser. Esta actitud solo nos impedirá asumir nuestro destino, hacernos responsable de nosotros mismos y aprender a cuidarnos. Sería como vivir con una máscara, interpretando un papel que no nos calza.
La relación más importante es la relación contigo mismo
Muchas veces nos enseñan a cuidar de nuestras relaciones, ya sea con la familia o los amigos, pero rara vez a cultivar la relación más duradera que tendremos: con nosotros mismos. Es un trabajo constante que amerita de respeto, comprensión, paciencia y mucho amor.
El primer paso es librarnos de las ataduras que otras personas pueden tener sobre nosotros y darnos la oportunidad de conocernos y que otros nos quieran por lo que somos y no por lo que hacemos.
Lo mejor de todo es que cuando empezamos a ser más independientes, nuestras relaciones se vuelven más sólidas y auténticas. Nos rodeamos de gente que nos valora y respeta. Vivir de esta forma nos ayuda a estar conformes con nosotros mismo, a valernos de nuestras propias fuerzas y a dejar que las cosas buenas nos sucedan.
Esto también nos da una lección de tolerancia, pues dejamos que los demás vivan bajo sus términos y aprendemos a amar plenamente. Ser independientes es hacernos cargo de nuestra felicidad y asumir el reto de encontrarla cada día cultivando la espiritualidad y el amor propio.
Vivir libremente
No podemos evitar que otros tengan una opinión sobre nosotros, lo que hacemos o pensamos, pero lo interesante es dejar que ese tipo de cosas no importen o definan. Las expectativas de otras personas no deben guiarnos, nuestro camino debe enfocarse en buscar aquellas cosas que nos motivan, nos llenan de entusiasmo e impulsan a ser mejores.
Tenemos el derecho a ser felices en los términos en los que definamos esa felicidad, de eso se trata asumir el control de nuestro destino. Y aunque las cosas no resulten como deseamos todo el tiempo podemos aprender la lección que el universo nos esté mostrando, convertirnos en personas más fuertes, decididas y con las ganas de asumir cualquier reto.
¿Qué esperas para conseguir la vida que siempre has soñado y te mereces? Date la oportunidad de conocerte, amarte y no esperar a que otros hagan cosas por ti. Tus problemas son solo tuyos y tienes la fuerza para superarlos, solo debes tomar las riendas y comenzar a actuar en positivo.