Mi esposa y yo nos conocemos desde la escuela secundaria, pero no la cortejé hasta mucho después. Solo habíamos salido un par de semanas cuando nos dimos cuenta de que estábamos locamente enamorados y queríamos casarnos. Yo estaba decidido. Incluso sugerí una boda espontánea e inmediata en Las Vegas (en serio). Kim, sin embargo, era más práctica en todo el asunto. Quería tener tiempo para planearlo todo.
Me sentí decepcionado. “Somos tan diferentes”, le dije. “A ti te gusta planear, y a mí me gusta ser espontáneo.” Los ojos de Kim se abrieron. “¡Puedo ser espontánea!”, dijo ella rápidamente. “Puedo ser totalmente espontánea. Sólo tienes que avisarme de antemano cuándo quieres que haga algo espontáneo, y lo escribiré en mi agenda…” La miré perplejo. ¡Ella no bromeaba! Claramente, Kim no entendía el significado de la espontaneidad.
El amor no es un mero sentimiento espontáneo
Aunque suene como un chiste, cuanto más pienso en esa conversación más me doy cuenta de que el planear amar a alguien, o la elección de amar a alguien, es una de las cosas más hermosas del amor. He oído decir que el verdadero amor es un compromiso incondicional hacia una persona imperfecta. Es cierto.
Cuando toda la emoción y el nerviosismo del día de la boda se han ido y son solo un recuerdo lejano, descubrirás que te has casado con alguien que es tan imperfecto como tú. Y tu pareja, a su vez, se dará cuenta que tienes problemas, inseguridades, luchas, rarezas y mal olor cuando sudas, tan reales como los de ella.
Entonces te darás cuenta de que el verdadero amor no es sólo un sentimiento eufórico y espontáneo –es una elección deliberada– un plan de amarse para bien o para mal, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad. Por supuesto, uno no elige quién te atrae, pero sin duda eliges de quién te enamoras y (lo más importante) de quién te quedas enamorado.
Además, la vida ya nos ofrece un montón de espontaneidad: el rechazo, la pérdida de empleo, la angustia, la desilusión, la desesperación, la enfermedad, y una serie de otros problemas. Simplemente no podemos abandonar el barco cada vez que nos encontramos con una tormenta en nuestro matrimonio. El amor verdadero se trata de sobrellevar las tormentas de la vida juntos.
El verdadero amor es mucho más que atracción física
El verdadero amor implica autodisciplina
Cada vez que mi esposa y yo nos encontramos con un problema en nuestro matrimonio, hacemos nuestro mejor esfuerzo para elegir al amor. Aunque ciertamente no somos perfectos, el amor que compartimos hoy es más real y más maravilloso de lo que nos hubiéramos imaginado.
Así que, cualquiera que sea la tormenta espontánea que se nos presente, yo planeo amar a mi esposa. Si realmente amas a alguien (y realmente te aman), comprométanse a ese amor y planeen que requerirá un gran esfuerzo y trabajo. Pero también planeen que será el trabajo más gratificante de su vida.
Seth Smith
Via: Familias