En un abrir y cerrar de ojos, a esas personas que se les aplaudía por su labor y eran llamados héroes; ahora solo sufren de ataques.
El coronavirus es algo que nos tomó por sorpresa. El cuál ha hecho que nuestras emociones se vuelvan muy inestables. Debido a miedo, pánico, tristeza y desesperación.
Sin embargo, nada de ello justifica los ataques que han venido recibiendo nuestros médicos. Los cuáles, día a día arriesgan su vida, para poder salvar a muchos.
Pero a pesar de saber ello, la ausencia de empatía, el egoísmo abismal y la ignorancia nos arrastra a actuar de forma incorrecta. Pierden el sentido común, en vez de agredecer y respetar, solo se centran en atacar.
Les tiran huevos, harina, crean pintadas ofensivas, carteles e incluso amenazan. Es la clara representación del como el hombre daña lo que quiere sin detenerse, a pensar si está bien o mal lo que hacen.
Nuestros médicos han sido relegados, apartados y rechazados por quienes hasta hace poco formaban parte de sus círculos de confianza. Solo porque cumplen con su deber.
Si algo nos ha enseñado esta crisis es que un virus puede ser temible, pero las reacciones humanas pueden marcar la diferencia. Por ello aporta tu granito de arena, no ataques, se consciente y respétalos.