Hollywood se ha encargado en enseñarnos los mil y un peligros de la vida alienígena, así como el riesgo de que nuestros espacios, es decir, las estaciones y transbordadores se vean contaminados por algún elemento desconocido.
Este temor es una preocupación tan real, por lo que desde el comienzo de nuestras incursiones al espacio exterior se instauró un protocolo de seguridad que constituía en que cada astronauta que regresara a la Tierra luego de una misión, debía cumplir una cuarentena. Aunque desde el Apolo 15 en 1971 ya no es algo necesario, en especial cuando no se extrae material del espacio exterior, como por ejemplo muestras de la Luna.
Hasta los momentos las bacterias halladas no suponen un riesgo para la vida humana. El Laboratorio de Propulsión a Reacción JPL, por sus siglas en inglés de la NASA estudio varias muestras del 2015 y consiguieron 5 cepas desconocidos de la Enterobacter, una clase de bacteria que al menos cuando consiste de las cepas de la Tierra, esta se caracteriza por su resistencia a los antibióticos habituales… y su símil espacial no es nada distinta en tal rubro:
“Mientras que las nuevas cepas encontradas de Enterobacter en la EEI contenían más de 100 genes previamente vinculados a la virulencia, enfermedad y resistencia antibiótica, la bacteria no supone una amenaza para los astronautas a bordo de la EEI en este momento”, menciona Brandon Specktor para Live Science.
A pesar de que las nuevas cepas no son una amenaza para los astronautas, una predicción por computadora lanzo que hay una posibilidad del 79% de que evolucionen y ocasionen alguna clase de enfermedad en las personas que se encuentran en la estación. No obstante, la única forma de poder probar la veracidad de la estimación es con un ser vivo en el espacio para enteder un poco más de las variaciones que sufren los microorganismos en condiciones de microgravedad.