La confianza es la esperanza “firme” más frágil de todas… Irónico ¿No?
Dentro de esta confianza podemos ver a hombres y mujeres entregándolo todo, arriesgándose y retando al destino e incluso, a las personas más cercanas. La confianza parece ser tan firme que no le importa caminar a ciegas entre las mentiras, defectos y dudas.
La confianza es tan peligrosa y hermosa al mismo tiempo, que solo los atrevidos y valientes, osan adoptarlas como aliadas del amor. Y es que, bien dicen que el amor es ciego no por lo que te hace sentir, sino por lo que te hace hacer en nombre de la confianza.
Hasta ahora, la confianza parece la madre de las fortalezas en los tiempos débiles azotados por la duda… Pero, curiosamente, solo basta que una gota de mentira atraviese la coraza del corazón y llegue al interior, para marchitar desde adentro, la confianza.
Es así, tan poderosa y frágil al mismo tiempo. No podemos pretender que una confianza se mantenga si la ponemos bajo la lluvia de mentiras. Tarde o temprano, una de esas gotas llegará al corazón de la persona y destruirá lo que con tanto esmero te dedicaste a construir.
No podemos pretender jugar al teatro con la confianza. Con ella no hay cabida para actuaciones, todo debe ser claro y transparente para que se sostenga. Lo que hace más importante a la confianza, es que esta es quizá, el pilar fundamental de todas las relaciones humanas, desde las profesionales hasta las amorosas.
Por eso, cuida la confianza ajena como un tesoro, pues conseguirla es quizá uno de los retos más complicados en la vida de cualquier ser humano.