Una de las preocupaciones más comunes en una persona, sin duda alguna es encontrarse sola. Encontrándose ligado a lo negativo, no es bueno verlo como todo está perdido. Aunque todos temen enfrentar al fantasma de la soledad. Pocas perspectivas atemorizan más a las personas que encontrarse completamente solas, incomunicadas y separadas de los demás. Centrándose en el vínculo de la afectividad, de padecer la ausencia de otro con quien compartir intimidad.
Pero ¿por qué la soledad produce ese tipo de angustia? En un principio, la soledad en un nivel básico y biológico, se percibe como una amenaza para la supervivencia. Para los antepasados de los seres humanos, el aislamiento era un estado peligroso, es por eso que era indispensable permanecer en grupos y así satisfacer las necesidades básicas: alimento, refugio y protección. La soledad, antes, se relacionaba con tabúes y ritos “primitivos”, fortaleciendo así la unión con otros.
El ser humano se inclina mucho más hacia la construcción de relaciones y vínculos emociones, físicas y afectivos, no es ninguna sorpresa que la soledad afecte proporcionalmente la psique y la estabilidad de la persona. Sin embargo, para vivir bien es tan necesario transitar momentos de profundidad de soledad así como momentos en compañía de otros. Ambos son buenas experiencias para la vida de una persona, así que no es bueno hacerlo a un lado, porque si no la vida se verá limitada en gran medida.
Puede que la soledad les sea un problema para quienes se sienten aislados y para los que deben correr a un lugar en busca de compañía para no encontrarse con el malestar que produce la soledad. La soledad puede mostrar una doble naturaleza: por un lado te permite estar en contacto contigo mismo, brindándote tranquilidad, paz y un espacio esencial para la reflexión, la imaginación y la creatividad. Por otro lado, puede despertar la tristeza y dolor que te empuja a relacionarte con otros, salir de tu zona de confort y de tus propias fronteras. Cada uno expresa un deseo humano que se contrapone con el otro y que intentas equilibrar: deseo de individuación, de establecer límites, de diferenciarte.
La soledad, como se ha demostrado, no es necesariamente un proceso negativo. Todo lo contrario, puede ser beneficio para fortalecer herramientas emocionales y cognitivas, esenciales para que una persona se integre, viva y funcione en sociedad con una identidad y propios propósitos. La soledad también puede curarte de tu insomnio. Así que deja de pensar que la soledad es malo, es una forma de poder encontrarte y conocerte mucho más, fortaleciendo así tu autoestima y saber lo que quieres en el mundo.