“Los cuerpos se acercan, los labios cada vez están más juntos y el simple roce hace crecer una pasión irremediable. La saliva de ambos ya no se distingue y las lenguas se entrecruzan para acariciar la ajena, y sienten el húmedo tacto que puede provocar que la entrega llegue por fin”.
El beso, después del abrazo, es el acto de cariño más simbólico que existe. La diferencia es que el beso contiene dentro de sí un propósito más sexual e íntimo, pues une a dos personas de la manera más cercana posible. Es el acercamiento más profundo entre dos seres y, cuando se da con amor, hace que el corazón de brincos de lo calmado a lo desaforado.
Un beso no solo se da con la boca, pues también participan las manos, sirviendo de apoyo y complemento para dar esta muestra de afecto. El corazón se vuelve víctima de la pasión y es capaz de darnos el preámbulo al sexo… Pero, ¿Qué sucede con nuestro cerebro?
Diego Bueno Torrens, un investigador de genética reconocido en la Universidad de Barcelona, plantea que a través de los labios podemos notar de forma inconsciente, la temperatura corporal de la otra persona, la tonificación muscular de la misma e incluso, sus anticuerpos.
La lengua en cambio, es capaz de transmitir a través de la saliva, dosis de testosterona, siendo este un afrodisiaco natural y la razón por la cual pueden volverse adictivos. El cerebro examina la saliva del otro y eso que nosotros vemos como un “Saber si es el indicado por la forma en que te besa”, en realidad tiene su buena explicación científica.
La saliva del otro ayuda al cerebro a escoger qué persona puede ser la indicada para nosotros basándose en el análisis de la salud de quien te besa. Para verlo de forma más ilustrada, el cerebro funciona como un laboratorio donde se examina la salud de la persona a quien se besa a través de su saliva, dependiendo del resultado, podremos sentirnos más o menos a gustos al momento de besarle.
Esto por supuesto, no te dice si amarás o no a esa persona, pero es influye en gran medida en la atracción sexual que se produce en un inicio. Por ello, más que preocuparte de cómo te ves, es cosa de preocuparte de cómo te sientes. Una buena salud es signo de ser una potencial pareja para procrear y crear una familia. Aunque parezca algo “primitivo” y “animal” eso que acabas de leer, los seres humanos basan, en un inicio, su elección en el mismo mecanismo usado entre los animales.
El beso te ayuda a medir qué tan potencial es esa persona para crear una familia, basándose en su salud a través del breve análisis que se hace a través de la saliva. Por ello, luego del primer beso, es que solemos saber si hay o no una conexión verdadera con nuestra posible futura pareja.