Nuestra pareja es proporcional a la cantidad de amor propio que tenemos. Nuestra capacidad de elección, se ve determinada por, no solo nuestros gustos, sino por nuestra autoestima y dignidad. Por ello, una pareja habla de lo que somos en realidad, de nuestros gustos y de nuestras aspiraciones y también, del valor que nos damos.
Una persona que maltrata a su esposa, por ejemplo, no solo hace verse mal a él, sino que hace que la persona maltratada, sea catalogada de “débil y carente de amor propio”. ¿No te lo has preguntado? ¿Por qué algunas personas siguen con alguien que les lastima?
A eso me refiero. Escogemos en la medida que sabemos, que esa persona que queremos a nuestro lado, nos hará querer ser una mejor versión de nosotros mismos.
En el amor, escogemos según lo que creamos merecer. Si creemos merecer a alguien que nos trate de la manera más maravillosa, es porque por dentro, creemos ser personas maravillosas. Si creemos merecer a alguien que nos humilles, pues por dentro, somos personas humilladas.
Hay que tener cuidado con las expectativas que tenemos sobre los demás. No podemos reducir dichas expectativas solo porque creamos que somos atractivamente “no aptos” para esa persona que queremos. No podemos andar por la vida creyendo que merecemos poco, solo porque no somos atractivos, porque tenemos un mal carácter o somos un poco más intolerantes.
Si queremos conseguir a alguien que de verdad nos ame, debemos amarnos tal cual como somos y estar conscientes que, habrá personas que en algún momento, nos harán querer ser aún mejores, porque creeremos que merecemos ese amor que parece inalcanzable, y porque creemos que esa persona de la que nos estamos enamorando, merece la mejor versión de nosotros.