Siempre se ha dicho que es fácil dar consejos, pero no seguirlos. Pues bien, con nuestros hijos tenemos que ser personas comprometidas con nosotros mismos, pues ellos estarán más atentos a lo que hagamos que a los que les decimos que hagan.
Sé el mejor ejemplo para tus hijos
Sabemos que cuando se trata de hijos la tarea no es tan cómoda. Desde el primer momento en el que entran a este mundo somos responsables de sus vidas y de su crecimiento, mucho de lo que hagan, o gran parte de su conducta será un reflejo de lo que han visto en nosotros como padres, es por eso que debemos estar preparados para dar el mejor ejemplo.
Si lo piensas detenidamente, los seres humanos estamos más acostumbrados a dar consejos que a seguirlos. Por alguna razón, nos consideramos expertos en temas como el amor, la adicción, el engaño, el trabajo, la educación, e incluso sentimos que somos verdaderos sabios al momento de hablar con personas que se encuentran en problemas y que buscan en nosotros un apoyo que pueda ofrecerles el consejo perfecto ante su problema.
Esto no está mal, pues por instinto muchas veces podemos ofrecer grandes respuestas que pueden hacernos ver como personas sabias. Sin embargo, cuántas veces te ha ocurrido que aconsejas a una persona a ir por la derecha cuando tú ni siquiera intentarías ir por allí. Por ejemplo, quizás te ha ocurrido que aconsejas a tu mejor amigo por su ruptura amorosa cuando tú aun no sabes cómo lidiar con la tuya.
Quizás esto no afecte mucho cuando se trata de amigos o cualquier otra persona adulta. Pero definitivamente influye muchísimo cuando se trata de aconsejar a los niños. Y es que los niños tienden a dejarse llevar mucho más por su sentido visual de lo que pudieras imaginar. Es por eso que son expertos para andar imitando comportamientos que muchas veces desaprobamos.
Los niños son como esponjas y van a absorber todo lo que encuentren en su camino. Por tal motivo, es importante ser un buen ejemplo a seguir pues eso nos ayudará a que nuestros hijos nos hagan más caso.
Por ejemplo, pensemos por un momento en la hora de comer, constantemente les exigimos a nuestros hijos que se coman sus verduras y sus vegetales, pero ¿te han visto a ti comerlas? Si la respuesta es sí, tendrás argumentos válidos para ordenarle a tu hijo a que lo haga, pero si eres de los que también detestan los vegetales, ¿Cómo harás para que tu hijo los coma? ¿Acaso crees que con solo explicarles que es bueno para la salud te harán caso? Evidentemente no.
Además debemos acotar algo importante y es que nuestros hijos tienden a olvidar rápidamente las palabras que les decimos, dado que acostumbran a estar distraídos. Por esta razón es imprescindibles que nos convirtamos en ejemplos vivos frente a ellos.