¿Qué sucede si la experiencia prueba que los secretos para criar a un pequeño sano y feliz se esconden tras la simplicidad? En ocasiones, las pequeñas acciones y prácticas al día son suficientes para hacer que el papel de los progenitores sea más ligero y agradable y para garantizarle al pequeño el desarrollo y la atención que merece. Con estos consejos vas a aprender de qué manera tratar a tus hijos con mayor cuidado, puesto que están hechos de sueños.
Obsérvalo y escúchalo
Los ojos son el espéculo del ánima y mirar al pequeño eludiendo la superficialidad le deja sentirse amado, bienvenido, sentir que existe y que existe por el amor de mamá y papá, el auténtico motor y el alimento que quiere.
Míralo a los ojos en el momento en que te dirijas a él.
Bájate a su altura toda vez que resulte posible cuando desees decirle algo.
Pregúntale con frecuencia de qué forma se siente: se va a sentir escuchado y, por su parte, va a aprender a observar sus sentimientos y emociones.
Por servirnos de un ejemplo, cuando retorna a casa de la escuela o bien el jardín de niñez, evita preguntarle “¿De qué manera te fue?” y, en cambio, pregunta “¿De qué forma te sientes? ¿De qué manera fuiste a la escuela esta mañana? “(Él se siente primeramente y siente que para mamá y papá es ante todo esencial como individuo y no con lo que hace).
Siempre y en toda circunstancia recuerda que no es un adulto
¿Cuántas veces hemos escuchado “Ya eres un hombrecito”, “¡No llores como pequeña!“? Dirigido a pequeños de 3 a 4 años de edad. Es esencial que los pequeños puedan vivir de manera plena su infancia: jugar, jugar y jugar, ser amados, servidos, ayudados, mimados, apoyados.
¿Cuántos adultos sabemos que no son autónomos emotivamente, que llenan las brechas sensibles con el alimento, el tabaco, que precisan sentirse de forma continua reconocidos desde afuera?
¿De qué manera aplicar este consejo en la práctica? Acá hay 2 consejos esenciales.
Evita la imposición “forzada” de reglas: el pequeño aprende con el ejemplo y con la imitación. La regla impuesta lo proyecta temprano en un modo adulto no conveniente para su edad. Por poner un ejemplo, si quieres que se lave los dientes ya antes de acostarse a dormir, tómalo de la mano, ve al baño y comienza a lavarte los dientes , dándole la ocasión de verte y también imitarte.
Si deseas que aprenda o bien colabore, siempre y en toda circunstancia debes implicarlo a través del juego. Por poner un ejemplo, adecentar el dormitorio puede transformarse en el juego de piratas que limpian el navío y después vas a ser el capitán, entonces el centro, etcétera Vas a ver que al día después te preguntará: “¿ En qué momento volveremos a adecentar la habitación, mamá?”
Haz que viva un ritmo diario armonioso
Para el pequeño, la rutina y los pequeños rituales diarios son esenciales por el hecho de que le ofrecen seguridad, lo orientan aun cuando todavía no tiene la noción del tiempo, le dan una sensación de límite en la que puede moverse con serenidad. Para conseguir esta armonía puedes:
Hacer que las actividades efectuadas a determinadas horas del día sean lo más afines posible de un día a otro.
Eludir mudar de asiento en la mesa o bien comer una vez en la mesa, entonces esporádicamente en el sofá, etcétera
Crear un ritual de buenas noches y un ritual de buenos días que va a acompañar a tu hijo suavemente para dormir o bien para reiniciar el día.
Eludir los juegos que son animadísimos de noche en favor del silencio, la iluminación suave y las lecturas o bien los juegos sosegados que no cargan energéticamente al pequeño sino promueven la calma y la transición al sueño.
Haz todo para estar sosegado y feliz
El pequeño aprende por imitación y absorbe todo del entorno sin la posibilidad de filtrar. Tener un buen ejemplo a continuar evita tener que gastar tiempo y esmero con un procedimiento educativo viejo de imposiciones, reiteraciones, recompensas y castigos.
Tómate un tanto de espacio para recargarte con las cosas que te agraden hacer: asimismo tenemos un pequeño interior que nos solicita atención.
Si eres alguien a quien le cuesta estar en paz y sentirse feliz, soluciona tus enfrentamientos con el pasado y los rencores que tengas con el resto y contigo mismo: muy de forma frecuente en el momento en que nos enfurecemos con nuestros hijos, la auténtica motivación se oculta tras nuestra frustración y no en lo que pueden haber hecho .
Evita cotejar a tu hijo con el resto
El pequeño nace con extrema confianza en la vida y sus posibilidades, solo que en ocasiones el adulto, sin saberlo, mina esta seguridad desde temprana edad, por servirnos de un ejemplo, cuando lo equiparamos con otros (el pequeño piensa que preferimos a el resto y empieza a perder confianza en si mismo).
Estos son los aspectos esenciales que debes conocer para conservar la confianza de tu hijo:
Las comparaciones lo desalientan y lo hacen sentir inútil y también inferior: cada pequeño es único con sus talentos y sus debilidades. Decirle que mire a quién pensamos que hizo mejor las cosas que no hace más que desalentarlo y no lleva a nada.
El juicio lo disminuye: es perfecto como es. Si “hizo algo malo” en algo, seguramente sea pues le faltó alguna información a este respecto, así sea pues no lo hizo a propósito o bien pues estaba fatigado o bien tal vez distraído.
Sé rebosante en comunicarle lo mucho que lo amas, lo que lo amas y lo fantástico que es siempre y en todo momento.
Mantén su autoestima innata alta
Admitir a los pequeños y jóvenes con lo que son es el principio a fin de que siempre y en toda circunstancia se sientan seguros, fuertes y capaces. Déjalo probar y aprender a través del juego, eludiendo estar demasiado cerca de él con explicaciones racionales de por qué razón o bien para qué exactamente.
Por poner un ejemplo, si tu hijo desea tocar la olla en la estufa, es inútil decírselo y explicárselo, quizá aun abocetando una teoría sobre el calor. Si siente la necesidad de hacerlo, procurará satisfacer esa necesidad de todas formas.
Entonces, ¿qué puedes hacer? Deja que experimente (lo que no significa salir de la cocina y dejar que se queme). Puedes decirle con amor que puede tocar la olla mas de manera cuidadosa pues se va a quemar (mientras que se calienta en el fuego y todavía no está caliente).
Esto activará sus recursos protectores, va a sentir el calor por adelantado y avanzará con calma, mas mientras, va a haber conseguido procurarlo, contestar a su curiosidad y contrastarlo en la práctica.
Dale tiempo de calidad
Más vale pasar 2 horas con nuestros pequeños en completa presencia y total dedicación que un día entero de hastío y frustración. Puedes iniciar tomando una hora en la que sientas que puedes estar a su predisposición y sin meditar en solamente, sencillamente quédate con él, agrada sus juegos, escúchalo, diviértete junto a él, estos instantes van a quedar por siempre en su recuerdo y en los tuyos.
Si tienes cosas que hacer y asimismo debes cuidar del pequeño, haz lo posible por implicarlo de una forma amena. No le dés la ocasión de meditar que la carga de la lavadora o bien la cena que debe prepararse son más esenciales que él: habla con él mientras que lo preparas o bien involúcralo, haciéndole sentir siempre y en todo momento primero.
Presta atención a sus temores
Así sea un pequeño o bien un adolescente, aún no tiene la madurez interna para intentar forma independiente lo que le amedrenta. Caricaturizarlo o bien burlarse de él cuando está preocupado por algo o bien tiene temor no ayuda al pequeño a trascender sus miedos. Cerciórate de que absolutamente nadie lo ridiculice en el entorno que lo rodea.
Y, finalmente, soluciona sus miedos por él mostrándole de qué forma hacerlo por medio de su ejemplo de neutralidad, lucidez y seguridad: va a tener mucha confianza y respeto cara ti y va a tener las herramientas para llenar su madurez sensible a fin de ser autónomo en el momento en que sea adulto.