Las complicaciones de la vida diaria, las responsabilidades, la rutina, los compromisos, la familia, los quehaceres… innumerables tareas que agobian nuestro horario, que saturan nuestra agenda, que controlan nuestro tiempo y espacio, rara vez nos permiten darnos cuenta de nuestro nivel de cansancio.
La parte nunca puede estar bien al menos que el todo esté bien. Platón.
Cumplimos con todo y todos y al final del día, cuando reposamos la cabeza en la almohada, no somos capaces ni de percibir cuando nos abraza el sueño, no tenemos realmente descansos reparadores y vivimos en un cansancio constante.
Ocurre que pocas personas admiten y reconocen la necesidad de tomarse un espacio para su propio disfrute, pocas personas se benefician del placer de dedicarse un tiempo de calidad a sí mismas, no importa que tan pequeño sea ese tiempo, lo importante es que sea realmente haciendo algo que nos guste, que nos relaje, que nos despeje y que nos permita tomar ese segundo aire y seguir adelante.
El que vive en armonía consigo mismo vive en armonía con el universo. Marco Aurelio
Muchas personas hoy día, han encontrado las maneras de dedicarse un espacio, incluso vemos personas de avanzada edad, retomando espacios de disfrute, vemos a más padres involucrados con sus hijos, a más madres en el gimnasio o compartiendo con amigas, el caso es que hemos tenido que aprender, que nuestro bienestar se refleja en toda lo que hacemos y en la medida que nos sintamos bien, podremos atender lo demás.
Cuando somos incapaces de dedicarnos un tiempo, no tarda en llegar la amargura, la insatisfacción, la frustración y el cansancio, pues no se trata de un espacio de descanso, no es eso, es más bien un espacio de conexión con eso que no deseamos abandonar.
Sin bienestar la vida no es vida; solo es un estado de languidez y sufrimiento. Francois Rabelais
Es necesario que seamos fieles a nuestros deseos, que nos conozcamos lo suficiente para saber hasta qué punto somos capaces de avanzar, hasta que momento podemos estar en equilibrio e identificar el momento preciso en el cual nos merecemos cedernos un espacio en nuestra propia vida.
No se trata de ser egoísta, se trata de reconocer nuestros méritos y entender que la calidad que ofrecemos a los demás en las relaciones que establecemos, depende en gran medida con el nivel de armonía en el cual estamos con nuestro ser, no se puede dar lo que no se tiene…
Por: Marvi Martínez – Rincón del Tibet