Cuando me encontraste, estaba devastada, sin ninguna energía. Mi antiguo amor me había bajado la autoestima que me quedaba. Me encontraba desolada, sin ningún camino, perdida en el mundo. Hasta que apareciste tú, me encontraste y me acogiste. Me cuidaste y curaste mis heridas.
Me sentí tan protegida contigo, tus brazos eran tan reconfortarles. Sentí que sin ti no era nada y que sólo dependía de tu amor. Pero poco a poco comenzaste a enseñarme cuanto valgo, me diste el poder sobre mí. Al sanar mis heridas comencé a renacer, a sentirme importante, a sentirme que podía lograr varias cosas por mi cuenta.
Comencé a tener fortaleza y desempeñarme como persona, algo que te sorprendió porque te habías acostumbrado a esa persona débil e indefensa que cuidabas. Al sentirme bien me di cuenta que necesitaba estar sola buscando mi camino. Tenía que ponerme al día con el mundo, todo lo que había abandonado por ese dolor tenía que retomarlo. Llegó el momento de encontrar mi propio camino, me encontraba lista para seguir el sendero de mi vida.
No termino contigo porque te he dejado de amar. Aún siento un gran cariño por ti y un respeto por todas las enseñanzas. Eres una persona maravillosa que se merece una persona que sea igual de fuerte como tú. Yo me encuentro buscándome, aún, aunque suene raro, no sé quién soy. Necesito encontrarme para poder ser una gran persona y poder dar ese amor como tú me lo diste a mí.
Espero que, en un momento de nuestras vidas, cuando me encuentre realizada. Nuestros caminos se crucen y podamos disfrutar de un amor equilibrado y saludable. Porque eres una persona con quien si me gustaría estar más adelante. Pero ahora, tengo que seguir con mi vida y encontrarme. Quiero descubrir mi propósito en mi vida y ser una persona de bien.