Recuerdo quererlo mucho, no podía estar lejos de él, pero cada vez que lo veía me sentía otra persona ya que siempre anteponía su felicidad de él sobre la mía. Siempre hacía lo que él quería y no lo que yo quería, pero era “feliz” de verlo a él bien. Él nunca se sacrificó por mí, al contrario, se había acostumbrado a que yo sea la sacrificada, tanto fue que un día me lo dijo y es ahí donde me di cuenta que esta relación estaba mal.
Tenemos que valorarnos como personas y dejar ir seres que nos hacen daños. No podemos estar complaciendo a todos o aguantando cosas que no nos gustan. Está bien ser caritativa, pero hay un límite. Tenemos que dejarlo ir.
Tu obsesión con el pasado
Tenemos que dejar ir el pasado, tenemos que liberarnos de ese pensamiento y seguir avanzando. Sabemos que no podemos cambiarlo y recordarlo no ayudará que las cosas mejoren. Seamos razonables y veámoslo como una experiencia, aprendiendo de lo que sucedió y no volver a repetirlo en el presente.
Ese amigo que te causa problemas
La amistad es uno de las relaciones más importantes en nuestras vidas, son quienes nos apoya, en quienes confiamos. Las amistades no causan problemas, no te lastiman, no te engañan, no se aprovechan de ti. Si eso sucede quiere decir que en verdad no te considera su amigo y por ello tienes que dejarlo ir. No vale la pena tener una persona que sólo se aprovecha de tu cariño.
Esas personas que esperan que cambies por ellos
Nadie tiene derecho a cambiarte. Tus seres queridos deben amarte cómo eres porque así te conocieron y así te trataron. Tú tienes una identidad y tienes que ser fiel a ello, no dejes que alguien cambie tu esencia.
Ten en cuenta, que terminar viviendo la vida de otro/a es una bomba que termina explotando tarde o temprano ya que la recompensa por contentar a los demás no suele compensar una posible pérdida de ti mismo/a.
Para ser felices es importante ser y dejar ser, pero también vivir en el presente valorándote.