Desde el momento en que te dije adiós, sentí un hueco dentro de mí. No podía creer que había terminado con este amor de tantos años, de tantas felicidades, de tantas alegrías. No podía, aún no puedo creerlo lo que pasó. Me cuesta admitirlo, pero tengo que ser fuerte porque mi amor propio no me permite regresar contigo.
Éramos tan felices, compartíamos todo. En los buenos y malos momentos, no había límites en nuestro amor. Todo parecía ir bien, teníamos nuestras peleas como cualquier pareja, pero siempre lo solucionábamos. Hasta el día que decidiste traicionarme, hasta el día que me diste la espalda.
El día que me enteré que me estabas engañando. Fue el día más doloroso de mi vida, en ese instante pensé que estaba haciendo mal. Que había hecho mal para que tú te alejes así de mí. En eso comprendí que yo no era la que estaba mal, aquí nadie estaba haciendo mal. Sólo el amor se había terminado, los sentimientos no eran mutuos, nuestros proyectos se habían desintegrado. Nuestros besos se fueron apagando, los abrazos ya no eran necesarios, las caricias no eran las mismas.
Creo que fui consciente de eso antes de que me enterara de esta traición, sólo que no quería creerme que todo esto iba a terminar. Todo lo que habíamos construido juntos, se iba a desmoronar como si nada. Que de un momento a otro todo se iba a perder como si nunca hubiera pasado nada.
Creo que eso fue lo duro de aceptar la verdad, de todo ese tiempo que por un momento lo vi perdido. Es ahora que recién me doy cuenta que nada de eso fue una pérdida de tiempo. Al contrario, aprendí muchas cosas junto a ti, aprendí a amar, a ser considerada, ser sincera y nunca traicionar a quien amo.
No voy a negarlo, aún te extraño. Aun siento que me haces falta, no puedo evitar recordar los buenos momentos, los momentos en donde nunca me dejaste sola. En donde me apoyaste en los problemas con mi familia, en donde más te necesitaba. Pero al transcurso del tiempo también he aprendido a quererme más, a respetarme, a darme apoyo, a salir adelante.
Me hiciste más fuerte, me hiciste independiente. Me enseñaste que yo si se amar de verdad. Que el amor depende de compromiso y respeto hacia la otra persona.
Espero que estés bien y que mejores tu forma de ser, porque engañar a quien quieres no es normal. Eso a la larga te cobrará factura, y serás tú el que salga dañado. Recuerda que el mundo da vuelta y puede ser que en una próxima tú seas la victima de ello.