Si te avergüenzas de tu familia puede que se debe a que hay cabos sueltos o complicaciones sin solucionar. Así, atendiendo a que la mayoría de los problemas con nuestra familia los tenemos durante el periodo de la adolescencia, en ese tiempo cuando la miramos con ojo crítico e implacable. Queremos diferenciarnos y por eso tomamos apuntes de todos sus defectos y equivocaciones. Es parte común de nuestro desarrollo.
Podemos decir que la vergüenza es un sentimiento en el que el punto de referencia esencial es la mirada de los otros. Se experimenta cuando queda al descubierto alguna cosa de nosotros mismos que nos parece reprobable y que los otros podrían censurar. La mirada ajena está en el centro de todo esto.
Cuando te avergüenzas de tu propia familia, de una u otra manera es como si te avergonzaras de ti mismo.
“La vergüenza como sentimiento”
Se siente vergüenza por muchas razones. Algunos de ellos son razonables, pero otros no tanto. A veces nos avergonzamos por una acción, una realidad o situación específica. Otras veces se trata de una emoción que está con nosotros permanentemente. En momentos extremos, llegamos a sentirnos avergonzados de existir, de ser quienes somos.
Podemos mencionar que los sentimientos vergonzosos se manifiestan de una conciencia rígida. Más que los de otros, es nuestra propia conciencia la que levanta la mano y nos indica con el dedo. A veces, claro está, esa conciencia coincide con el dedo acusador de otra persona. Sin embargo, en este caso el reproche, propio o ajeno, va unido de otro elemento: era algo que queríamos mantener oculto.
Eso es lo que distingue la vergüenza de la culpa. En la culpa hay reproche y un poco de sentimiento de indignidad. Pero en lo avergonzante se aporta el hecho de que hay una especie de invasión en nuestra intimidad personal. Algo que deseamos mantener escondido sale a la luz.
“Cuando te avergüenzas de tu familia”
Si te avergüenzas de tu familia, significa que hay aspectos en tu ambiente más inmediato que te resultan reprobables y que quieres mantener escondido antes los ojos de los otros. Tales aspectos a veces tienen que ver con una realidad objetiva y se desprenden de tu apreciación.
Es probable que te avergüences de tu propia familia porque, por ejemplo, uno o varios de sus integrantes hacen actividades ilegales. En este caso, la vergüenza es más que justificada, pues consiste de un riesgo para tu nombre. Sin embargo, también hay diferentes casos en los que la razón de la vergüenza es la pobreza, un defecto físico o sencillamente el hecho de que tu familia no se adapte a un determinado ideal que tienes en la mente.
En ambos sucesos, en todo caso, hay un conflicto que se debe soluciona. En ambos casos lo que existe es un aspecto de la vida que no se ha asumido conscientemente del todo. La vergüenza es la conciencia de poseer dos rostros y lo saludable es integrar todos esos aspectos o niveles. Para ello es necesario colocar posiciones que sean consecuentes con aquello que somos y aquello en lo que creemos.
Si te avergüenzas de tu familia por motivos objetivos, lo recomendable es tomar a lejanía. No de tu familia, sino más bien de sus acciones. Esto lo puedes realizar abiertamente y no a través de ocultaciones. En caso de que la vergüenza se dé por medio de la raíz de tus complejos de clase o de condición, quizás lo más correcto es que hagas una reflexión en torno a tus valores. Tal vez el problema no sea tu familia, sino algunos complejos que arrastras.