Amarte con condiciones sería someterme a una mentira. El amor que te entrego, reconoce tus miles de defectos y los acepta, porque sé que ellos forman parte de ti, de tu encanto y porque decidí enamorarme de una humana, no de una diosa.
No me cuestiones, no vengas a mí para preguntarme por qué lo hago, simplemente no tendré una respuesta clara. Porque si te dijera que estoy contigo por tu cuerpo, sería un deseo, y si te dijera que estoy contigo por tu carácter, sería una admiración. Así que, estoy contigo por algo inexplicable, por un “no sé qué”, y por eso es que te amo.
Aunque a veces no lo merezcas, me entrego hacia ti sin esperar nada a cambio. Aunque a veces te pases de engreída, sé que tu humildad es mucho más hermosa. Aunque a veces no me quieras ver ni en pintura, reconozco que incluso las parejas más unidas, merecen un tiempo a solas.
No pretendo amarte, si un día tus defectos comienzan a molestarme. No podemos ir por la vida pensando que los amores perfectos existen. Yo te quiero así, de ese modo; en tu estado natural, alejada del maquillaje, armando berrinches, delicada en tus días de mujer, un poco grosera y desordenada. Te quiero en tus momentos de desesperación, en los momentos que pides unos días para estar sola y cuando me mandas al carajo porque que hice algo que detestas.
No pretendo amarte sin tus defectos. Quiero amarte cómo eres, aunque a veces, no lo merezcas.