Me aferré con todo a lo que sentía por ti, porque lo que me hacías sentir era extraordinario y fuera de este mundo. Jamás había amado a alguien de esa manera tan intensa y no hacía más que pensar en ti y darlo todo por nuestra relación, pero tu desinterés terminó por alejarme para siempre de tu lado.

Y es que aún me cuesta demasiado comprender, ¿Por qué mostrabas tanta apatía hacia mí cuando, al principio, me prometiste bajarme la luna y todas las estrellas? ¿Qué pasó con mi súper héroe de la primera vez? Habías cambiado, ya no era lo mismo y, la verdad, mi inmensa pasión y ganas de estar contigo empezaron a extinguirse de forma lenta y progresiva.
No te culpo por no quererme, la verdad es que las emociones no deben ser obligadas por alguien más. ¿Pero por qué mostrarme una cosa al principio y otra cosa después? Hay que ser coherente con lo que se quiere, amor mío. También hay que valorar lo que se tiene, porque aunque no me ames, la verdad es que las mujeres como yo valemos demasiado y somos muy contadas
Un día, simplemente, decidí dejar de insistirte, porque sentía que perdía mi tiempo a tu lado y mi amor propio se estaba disminuyendo cada día más. ¿Pensé demasiado en mí? ¿Debí haber comunicado más mis emociones? Sí, quizás, pero todo esto se estaba tornando dañino para mí y debía finiquitarlo de una vez por todas.

Pese a todo, te agradezco, porque sufriré menos de aquí en adelante. Sé que, frente a mi ausencia, seguirás con tu vida y no me llamarás, no me buscarás. Por mi parte, sé que se abre una gama de posibilidades a partir de adelante para mí y sabré encontrar a un hombre que realmente me corresponda.