Todas las cosas te serán recompensadas, sean buenas o malas. Por eso, intenta ser amable, justo y no pagues mal por mal. Y si algo te está impidiendo ser amable, trabaja en ello, pues te estás perdiendo de muchas bendiciones.
¿Qué te bloquea para ser amable?
Todo comienza y termina en ti. Cada persona es un universo individual, así que cuida de ti primero para que puedas trasmitir ese cariño y cuidado a otras personas. Perdónate, libérate de la culpa y aprende humildad.
Porque cuando acumulas en ti sombras, bloqueas toda la bondad que hay en ti para tratar a los demás. Para las personas negativas lo más fácil es acudir a la manipulación, la destrucción, la usurpación y muchas otras formas negativas de conquista. Y las consecuencias son inevitables, cada una de esas acciones traerán consecuencias en su momento.
Por eso es importante que si no hay amabilidad en ti, analices qué te está bloqueando, qué te impide ser gentil. Pues la ausencia de amabilidad significa la presencia de amargura, deslealtad e ingratitud.
Recibes todo lo que das
Eres libre de decidir qué das a otra persona, pero debes saber que tarde o temprano recibirás lo mismo. No esperes misericordia cuando te equivoques si eres ligero para emitir juicios sobre otros, no esperes compresión cuando prefieres enfocarte en tus propias necesidades e ignorar a los demás.
Pero por otro lado, siempre que hagas el bien, hazlo de forma desinteresada, pues de lo contrario cosecharás buenos actos que te beneficien momentáneamente pero que tengan un interés de por medio. Y nadie quiere eso, el bien que queremos recibir esperamos que sea real.
Ante todas las cosas, busca la luz y la bondad. Esto no solo te beneficiará a futuro sino que te hará una persona más agradecida, llena de paz y bienestar.
No te canses de hacer el bien. Vivimos en sociedades donde muchas veces los valores son los antivalores, al que hace lo correcto se le llama “tonto” y a los oportunistas se les llama inteligentes.
Puede que estés rodeado de este sentido errado del bien, pero dentro de ti sabes lo que es bueno y lo que es malo y solo tendrás paz cuando persigas el bien. Todos dentro de nosotros tenemos una pequeña voz que nos dice qué está mal. A veces suena como nosotros mismos, otras como nuestros padres o nuestros abuelos. El punto es, que esta pequeña vocesita nos dice claramente cuando no estamos siendo personas de bien.
Escucha siempre esa voz interior, no la apagues y entonces serás la mejor versión de ti mismo. Y haciendo el bien sabrás que nada puede ir mal, pues cada quien cosecha lo que siembra, así que no hay pérdida. La próxima vez que alguien te llame “tonto” por hacer el bien, tú confía, no necesitas la aprobación de otros, necesitas cuidar tu propia paz.