Nunca voy arrepentirme del amor que viví contigo, aunque tuvo un final inesperado pude decir que a tu lado aprendí mucho más de lo que creí. A tu lado puede aprender, que no todo es como uno espera que sea. Que hay veces que dos personas no están destinadas a formar una relación porque no son compatibles.
Puede que en un inicio creíamos que éramos el uno para el otro, porque ocurrió una conexión instantánea que nos nublo nuestros verdaderos sentimientos. Comenzamos a mostrarnos nuestra mejor faceta y nos acostumbramos a ello. Pero cuando fue pasando el tiempo nos comenzamos a darnos cuenta que había cosas que nos irritaba y que podíamos mantenernos juntos.
Claro pasó mucho tiempo, porque al inicio no podíamos reconocer que era lo que nos perturbaba, ni siquiera éramos conscientes de la situación. A veces esos momentos malos los dejábamos pasar porque teníamos momentos buenos. Pero poco a poco, estos buenos momentos comenzaron a desaparecer, ya no había un buen momento, todos eran muy irritables. No podíamos estar juntos mucho tiempo, porque sentíamos que nos aburríamos o discutíamos mucho.

Cuando comenzamos a conocernos, nos dimos cuenta que teníamos personalidades muy distintas, se podría decir casi tóxicas. Cada vez que nos conocíamos nos alejábamos más y más. Hasta que un momento nos alejamos demasiado que decidimos por ambas partes separarnos, porque al estar juntos parecía como si no lo estuviéramos ya que casi nunca nos veíamos, no nos comunicábamos, ni siquiera por redes sociales nos saludábamos. Hasta comenzamos a coquetear con otras pensando, imaginando que estábamos solos, pero en si aún nos encontrábamos en una relación.
Era momento de terminar con ello y seguir con nuestros caminos por separado. Claro que ninguno se fue con algún rencor. Al contrario, nos dimos las gracias por dejar libre al otro. Ya que nos sentíamos atados a nuestra relación, como oprimidos. Algo que no debe ser, porque la relación se basa en la libertad de poder amar sin ningún límite, sin reglas y mucho menos sin obligación.
Nos dimos cuenta que estábamos destinados a conocernos y ser amigos, más no formar una relación porque éramos personas demasiado distintas que no podían caber en una relación. Pero lo bueno de todo esto es que lo intentamos y nos quedamos con las ganas. Así que aprendimos a que antes de arriesgarse hay que analizar más la situación.