Jamás pensé ser una persona tan afortunada, no imaginé nunca poder encontrar a alguien como él después de todo lo que había pasado. Era algo imposible imaginarme sonriendo y despreocupada del mañana.
Sufrí por amor, creo que la gran mayoría lo hacemos. La gran mayoría de nosotros pensamos que hemos encontrado al amor de nuestra vida y lo damos todo sin pensar en las consecuencias, sin pensar en que podemos perderlo todo.
En ese momento no te importa nada, porque eres feliz y sientes que esta relación tiene un futuro prometedor.
Hasta que llega la noche, ese día oscuro cuando te llama por teléfono y te dice que quiere hablar contigo. Se reúnen en la cafetería de siempre y hablan. Te dice que eres maravillosa que fue lo mejor que vivieron pero…siempre está ese pero, él no es feliz. Ya no lo es, siente que la felicidad se quedó en días atrás. Dice que se ha vuelto a enamorar de otra persona y como no quería engañarme, me dijo que nuestra relación no puede continuar.
No le importo que mis lágrimas se me salieran sin cesar, no le importa los 4 años juntos, no le importo mi amor sincero y mucho menos que me había engañado. Se despidió con un beso dejándome adolorida, sin importarle si vaya a llegar bien a mi casa. No puedo describir el dolor, me ahogaba cada paso que daba hacia mi hogar, sentí que nunca me iba a curar, que nunca me iba a sanar. Me sentía tan rota, tan desdichada. Quien iba a devolverme todo mi cariño compartido, quien iba a devolverme mi amor.
Hasta que llegó él, fue de la nada. Estaba en la misma cafetería leyendo un libro y tomándome un café, cuando él se me acercó y me dijo que él también había leído ese libro. Me dijo que habla del amor más puro e incondicional.
Me quedé sorprendida, no podía creer que sea una de las pocas personas que sientan la esencia del libro.
La conexión fue inmediata, al tomarle de la mano sentí como la sangre se me subía a la cabeza de la emoción. No podía creer que una persona que acabo de conocer me haga sentir de esta manera. Pero desvié las emociones, no quería volver a sentir lo mismo y perder otra vez.
Salimos un par de veces, luego salíamos una vez a la semana, luego las llamadas por teléfono, los mensajes cariñosos hasta que él me dijo que quería salir conmigo. Tuve que negarme, aún el miedo estaba presente. Me explicó que con él todo estará bien y que le dé una oportunidad sólo una pequeña oportunidad. No podía decir “no” a esos dulces ojos.
Nunca imagine que iba a llevar 2 años de casada y tener un lindo hijo. Sabemos que no somos perfectos, pero nuestro amor hace que luchemos cada día por mantenernos unidos y dichosos de ser una familia que se ama.