Bien dicen que uno es dueño y señor de sus propias emociones, pero cuando llega a alguien que conquista tu corazón, eso no parece tener mucho sentido. Sabes que estás enamorado o alguien es realmente importante para tu vida, cuando sus acciones o palabras pueden cambiar tu estado de ánimo en un instante.
No es lo mismo que alguien te diga “vete al carajo” y que te de igual, a que alguien te diga “vete al carajo” y sientas que es el fin del mundo. Porque sí, somos exagerados cuando nos enamoramos, y algunas palabras, por corta que sean, pueden penetrar el pecho y partir el corazón, revolviéndonos los sentimientos y las entrañas.
Pero no todo es trágico, que alguien te domine el corazón y los sentimientos significa que estás realmente enamorado y eso es bueno, siempre y cuando, reconozcas que en el momento que tú lo decidas, puede dejar de ser así. Porque entregarse por completo no significa poner todo lo que somos en una bandeja y desprendernos de la responsabilidad que tenemos sobre nuestras acciones, palabras o emociones.
Siempre seremos responsable de ello, siempre seremos dueño de lo que sale de nuestro pecho y siempre podremos volver del lugar al que nos hemos entregado… Incluso, cuando creamos haberlo dado todo; Incluso, cuando parezca que ya no queda nada dentro de nosotros.