Siempre me despierto con la misma sensación, esa sensación de resignación, de que ya no puedo más y es que la vida no es fácil, que tenemos que poner todo nuestro esfuerzo para seguir adelante.
Utópico es pensar que en algún momento estaremos libres de problemas, tan pronto resolvamos un problema descubriremos otro nuevo, o lo que es peor, presenciaremos el retorno de un problema que creímos ya superado. A veces sucede que podría llegar al punto que nos desanimemos, perdiendo la ilusión por vivir el día a día, pensando que la vida ya no podrá sorprendernos ni alegrarnos…
Pero, pensar así, no es bueno y tenemos que luchar contra esa idea. Debemos intentar vivir siempre con alegría y esperanza en cada nuevo día y darnos cuenta que no todo es negativo, tenemos que aprender a valorar también las cosas buenas.
Amanecer con vida ya es un regalo, valora el amor que pueden darte tus padres, tus amigos o personas especiales que te aprecian tal y como eres.
Vivamos cada día como si fuese el último, buscando dar amor y felicidad a los que nos rodean, y aprovechando la oportunidades que tenemos de ser buenos los unos con los otros.
Habremos aprendido a vivir el día en que tengamos un corazón agradecido a Dios por todo cuanto nos sucede. Incluso agradezcamos las lágrimas que derramamos, pues estas nos enseñan a ser fuertes.Aprendamos a vivir la vida con todos sus matices. La vida está para disfrutarla en felicidad y generosidad. Que al final de nuestro camino podamos sentirnos felices por lo que hicimos en nosotros y en los demás. Que al mirar atrás sepamos que hemos ayudado a mejorar sus vidas, que vivimos en el recuerdo de personas que jamás conocimos, que nuestras palabras y amor siguen viviendo y extendiéndose en ellos.
Aún queda mucho por disfrutar , conocer y vivir, no pensemos que ya lo hemos visto todo y que la vida no nos puede sorprender… No seamos personas amargadas, aun cuando la vida nos trate mal, siempre busquemos dejar un bonito recuerdo en las personas que estuvieron acompañándonos en nuestro camino.
Fuente: Doctor del amor