La mayoría de las personas hemos tenido alguna vez la sensación de que la vida es una carrera llena de obstáculos que nos impiden lograr nuestras metas, objetivos y todo aquello que nos proponemos. Que cada vez más la vida se nos pone más difícil en una constante cuesta arriba que pareciera nunca terminar.
Y es que todos en algún momento dado nos encontramos con problemas que por más que le hayamos algún tipo de solución, parecieran no tenerla. Y es allí cuando nos sentimos incompletos, que algo nos falta, nos sobra, se ha roto, ha caducado, o simplemente nos sentimos vacíos y sin fuerzas de seguir adelante.
Lo cierto, es que los problemas siempre van existir, por lo que habrá a lo largo de nuestra vida, problemas grandes, que se alargan de manera indefinida. Problemas pequeños, que ni merecen llamarse problemas. Problemas que se multiplican, que desaparecen solos. En consecuencia, son muchos los tipos de problemas los que nos podemos encontrar.
Aunque los más frecuentes son los problemas que, una vez atendidos, mutan en un problema distinto. Esto se debe al simple hecho de estar vivos, y tener la capacidad de tomar decisiones, descifrar enigmas, resolver conflictos, vivir. Y, mientras sea así, siempre habrá algo que resolver, porque siempre hay oportunidades para seguir aprendiendo.
Habrá situaciones sobre las que reflexionar, actuar, discutir y negociar con nosotros mismos y con los demás. A esas situaciones les seguirán otras, que igual pondrán a prueba nuestra paciencia, conocimientos y habilidades.
Surgirán nuevos problemas que demandarán soluciones distintas. Y ahí estaremos nosotros, resolviendo esos nuevos problemas, apoyando a otros con los suyos, pidiendo ayuda y colaborando para resolver problemas conjuntos.
Problemas, obstáculos, dificultades y adversidades no son palabras que gusten demasiado. Pero, gracias a cada una de las experiencias que representan, vamos acumulando respuestas, recursos, ingenio y fortaleza para enfrentar lo que venga más adelante.
Cada vez tendremos más capacidad para adaptarnos, para improvisar o para vislumbrar una oportunidad que antes no hubiésemos visto.
Así es. Cada día más flexibles, más resistentes, más sabios. Y lo que en algún momento llamamos carrera de obstáculos, más adelante podremos llamar haber crecido y aprendido, y hacerlo cada día mejor y con más fuerza.
Por lo que no debemos desperdiciar las pequeñas o grandes oportunidades para crecer que nos brinda el día de hoy.