La belleza es un área en la que todas las mujeres, sin excepción, nos mantenemos ocupadas a diario. Desde que nacemos, escuchamos que alguien es lindo, que el otro es feo, que tu belleza exterior no es reflejo de la interior y viceversa: casi nunca nos enseñan que la vida puede ser de una u otra manera dependiendo de las circunstancias.
Sin embargo, hay algo que es muy cierto la mayoría de las veces: nuestro cuerpo es nuestro templo, así que lo que él muestra tanto a ti como al mundo tiene que ver con cómo te sientes. Y es que nuestro cuerpo es una parte importante del todo que es la vida misma, con sus opuestos y sus similitudes.
En tu cuerpo se ubica tu sonrisa –o tu falta de ella-, tus posturas, tu forma de caminar y hasta la ropa que llevas a diario. Muchas personas dicen que no le dan mucha vuelta al hecho de escoger aquello con lo que cubren sus cuerpos, pero lo que no saben es que la mayor parte de las prendas que usamos tienen nuestro sello característico, aunque se trate de un uniforme, aunque no lo notemos.
No se trata de llevar ropa costosa, de marca, o lo que a la gente le guste. Es así que no importa el color de tus zapatos o lo altos que sean sino que estén limpios lo que da una impresión de que de alguna manera también te estás cuidando.
De igual manera, elegir sólo pantalones y nunca una falda o short puede ser tanto porque simplemente no te gustan las prendas que mencioné o como algo que haces porque te da vergüenza mostrar tus piernas, esas que consideras poco esbeltas. ¿Qué mensaje transmites a través de tu ropa? ¿Una elección ajustada a tus gustos o complejos que has venido negando desde hace mucho tiempo?
Sé que no es fácil clarificar lo que sentimos en ciertos momentos, pero echar un vistazo a nuestro clóset y a la manera en que tratamos nuestras prendas (si las planchamos, lavamos adecuadamente, combinamos, ofrecemos cuidados especiales) puede servirnos de puente para acceder a eso que llevamos dentro que nos frena a ser esas mujeres que deseamos ser, tan lindas y auténticas.
Ya teniendo algún conocimiento sobre ti, imagina por un momento el mensaje que están recibiendo quienes te rodean: piensa en ese chico que tanto te gusta, en el trabajo de tus sueños, en el tipo de gente que te agrada. Por más que intentes negarlo, lo primero que verán, a lo lejos, va a ser tu outfit y tu manera de llevarlo.
Es así que, a fin de cuentas, todo se reduce a que debes sentirte a gusto con lo que llevas puesto haciendo un balance entre lo que te gusta y la circunstancia en la que te encuentres, y así tanto tú como el mundo sepan que te das la importancia que mereces.