Luchar por quien amas, o dejarle ir. La línea que separa lo correcto de lo incorrecto en estas ocasiones, es muy difusa. No por un tema de estar enamorados, sino porque hay que evaluar muchas cosas, como, por ejemplo: ¿Por qué tu pareja se quiere ir? ¿Te ama realmente? ¿Qué hiciste tú para que ella se quisiera ir? ¿Qué pierdes por luchar por ella?
Son muchas las preguntas que giran en torno al “Si le amas, déjale ir”. Dependiendo del caso, esta frase cobrará mayor o menor razón.
- Si le lastimaste: Si le fallaste, puedes intentar luchar para que te perdone, pero todo tiene su límite. No hay que confundir la insistencia con la necedad. Hay que ser cuidadosos con esto, porque del desespero pueden surgir malas cosas. Hay quienes se vuelven acosadores incluso, y eso sin darse cuenta. Evitemos empujar más allá de donde debemos y aceptemos nuestros errores con madurez y responsabilidad.
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- Si se acabó el amor: Cuando la otra persona ya no siente nada por ti, es muy difícil que vuelva. Dejarla ir es lo más sano, y en muchas ocasiones, el distanciamiento ayuda a revivir ese sentimiento que se creía perdido. Insistir en que se quede, no es recomendable, al menos no, si no sabes cómo pedirle que se quede. Una forma de recuperar a esa persona, es cambiando malos hábitos que sabes que quizá, deterioraron la relación. No es un tema de cambiar, sino de mejorar por la persona que amamos. Inténtalo hasta que se vaya, pero nunca le pidas que se quede, porque de lo contrario, se irá mucho más rápido.
- Si están confundidos: A veces, llega el punto en que no sabemos qué es lo que queremos. Acá es donde más se dificulta eso de dejarle ir o no. Podemos apartarnos de esa persona con el fin de que reordene sus ideas y se dé cuenta de qué es lo que realmente quiere. Por otra parte, podemos insistir en recuperar esa “razón de amor” que no dejaba cabida para la duda, aunque esto puede ser arriesgado porque quizá, esta persona se sienta presionada de algún modo.
Estos son tres escenarios generales de por qué una persona te dejaría. Antes que todo, debes preguntarte, si realmente esa persona vale tu esfuerzo, tu insistencia y tus súplicas. A veces no dejamos ir a alguien, porque simplemente no reconocemos que, dentro de nosotros, hay alguien que también requiere de nuestra atención. No nos olvidemos del amor propio, es el único amor que no podemos dejar ir en realidad.
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