En la vida a veces nos conseguimos en escenarios donde no queremos lo que nos rodea, en distintas oportunidades vivimos soñando y sumergidos en ilusiones de lo que deseamos tener en nuestra vida, puede que sea esa condición, que aunque tengamos muchas razones que nos hagan sonreír, tratamos de buscar uno que nos haga llorar.
En lugar de pensar en una cosa mala, sobre muchas de cosas buenas, enfócate solo en festejar lo bueno, en distintas ocasiones tenemos relaciones que nos resultan increíble, que nos enseñan algo, nos complementa por completo y verdaderamente nos podemos sentirnos plenos, No obstante, nada en esta vida es infinito, más que la vida misma, y por una simple ocasión, arrojamos todo a la basura, una pequeña equivocación o una falta, es razón suficiente para entrar en la tristeza y botar los múltiples motivos que alguna vez nos hicieron reír.

Puede que pretendamos de cualquier manera, a moldearnos a relaciones perfectas, a personas infalibles, a situaciones en los cuales la decepción no tienen cabida alguna, en lugar de adorar todo aquello que nos vuelve humanos y aparte entender que un motivo no puede bastar para toda una vida, menos aún si es algo negativo, si inicia de un error, de una equivocación de un momento de debilidad, es importante sabe discernir entre lo que verdaderamente merece una seria y gran atención y hacer mucho esfuerzo que corresponde para subsanarlo si es posible, para trascenderlo y para seguir por los miles de motivos que nos hacen sonreír, no por el único que nos hace llorar.
Si guardas recuerdos tristes, llévalos en tu alma, hazlos solamente tuyos, siéntelos y deja que fluyan en ti cuando lleguen otra vez a tu memoria, pero no trates de buscarlos, no sientas la necesidad de sentirte deprimido, menos aún si tu vida te brinda muchos motivos increíbles para amar, sonreír y para sentirte completamente vivo y libre.