Cuando nos entregamos al amor tenemos que tener en cuenta que no resultará como esperamos porque en el amor hay riesgos asociados, entre los cuales se encuentra que terminemos con el corazón roto porque alguien no desea permanecer a nuestro lado.
Dice el dicho “que en la guerra y el amor todo se vale” sin embargo debe haber un límite que debe ser NO PERDER NUESTRA DIGNIDAD. Si bien, cuando vemos que nuestra pareja se encuentra en una estado apático y algo desinteresado por nosotros ponemos todo nuestros esfuerzos puede darle un nuevo aire a la relación con muy buenos resultados, pero debemos poner estos esfuerzos sin generar la autodestrucción.
Porque puede que logremos retrasar el final, pero cuando éste es inminente no habrá nada que podamos hacer para que esa persona pueda estar a gusto a nuestro lado… y nos podemos preguntar: ¿Qué sentido tiene estar junto a alguien que ya no desea estar con nosotros? ¿Tan poco sentimos merecer en el amor?
El amor se vive, se disfruta no se sufre porque si es así es una señal que debemos soltar, aunque nos duela el corazón. Pero si podemos rescatar los aspectos positivos durante ese tránsito, nos daremos cuenta de que cualquier relación en donde hayamos podido amar, es una gran ganancia en nuestras vidas. Así que aprendamos a decir adiós de manera oportuna.
Aprendamos de las experiencias y saquemos provecho de ellas, olvidémonos de esos cuentos rosa que despiertan en nosotros altas expectativas, en los cuales el amor debe unir a una pareja por tiempos indefinidos, con radicales “para siempre”, el amor de dos durará lo que tenga que durar, se transformará de ser necesario, todo cambia y eso está bien. Lo que no puede estar bien es descuidar el que sin negociación debe durar toda la eternidad: el amor por nosotros mismos.
Fuente: Mujer– Sara Espejo