Todas las personas tenemos altas expectativas a la hora de encontrar a la persona con la que compartiremos nuestra vida, esto sucede tanto en hombres como en mujeres, ambos piensan mucho y tienen altos ideales para quien se convertirá en un compañero o compañera para toda la vida.
A través de esto, es que buscamos que esa persona sea “la indicada”, y esta exigencia a veces nos hacer perder oportunidades de relacionarnos con personas que valen mucho, pues al mínimo error, desechamos la relación, lo cual es un gran error, pues no existe ni el hombre perfecto, ni la mujer perfecta.
Cada relación es muy diferente porque las personas así somos: únicas.
En el caso de las mujeres que idealizan al “hombre perfecto y amor verdadero”, es que creen que el amor consiste en elegir a una persona como se elige un producto de un catálogo: realizando una suma de sus virtudes y defectos, y poniéndolos en una balanza para ver qué tanto es conveniente adquirirlo.
Esta modalidad de elegir pareja de esa manera se ve muy reforzada por reality shows en los que las personas participantes se “enamoran” mediante juegos y citas grabadas.
Pero, la verdad, es que somos seres humanos, todos y cada uno con un lado positivo y otro negativo, muchas veces unas cosas más positivas que negativas o viceversa, o por el contrario un equilibrio de ambas.
Aun sabiendo esto, es importante ser conscientes de que mientras ese lado oscuro no provoque maltrato o violencia en la pareja, lo mejor es aceptarlo y trabajar en lo que pueda cambiarse. Porque si ese lado oscuro consiste en engañar, o maltratar, aceptarlo no será la virtud.
Lo mejor, es elegir a la pareja según la afinidad que se sienta con ella, si se puede mantener una conversación sanamente, negociar acuerdos y disfrutar de actividades similares, se tiene mucho ganado.
En un futuro, cuando ambos ya se conozcan lo suficiente, o por lo menos así lo consideren, podrán decidir si llevar la relación al siguiente paso, casarse o formar una familia. Así su relación madurará para llegar a acuerdos de convivencia que los llevarán a la plenitud.