No mañana.
No en una semana.
Tampoco en un mes.
El momento es ahora.
Porque quizá, mañana sea tarde.
Quizá no tengas tiempo para despedirte.
Quizá la vida te lo quite de golpe y te quedarás con las ganas.
Quizá simplemente decida irse sin avisar.
Y es que, así de misteriosa y bipolar puede ser la vida.
Tan cambiante y drástica que es imposible seguirle el ritmo.
Por eso, si le amas, díselo hoy. Con ganas, grítaselo a los cuatro vientos y que todo mundo se entere o susúrraselo al oído para que esa persona lo guarde como un secreto.
Pero sácalo, que los “te amos” que no se dicen, suman penas cuando se pierde la oportunidad de volver a ver alguien.
No tienes que esperar un momento especial, tampoco una cena o una fiesta de aniversario.
No esperes a su cumpleaños, o al día de la madre o el padre. No espere que tu hijo lo solicite o que tu mejor amiga tome la iniciativa.
No esperes a que tu pareja te traiga flores y chocolates.
No esperes nada para expresar lo que sientes, porque decir te amo, te enriquece el alma, te fortalece el corazón y te da vida.
Por eso, si amas a alguien, díselo hoy.
Sácalo del pecho, ahí donde el cariño se guarda y estorba con cada latido.
Sácalo fuera, donde debe estar, en la consciencia de la persona que amas.
Sácalo fuera, donde es bien recibido y donde te pagan con un “te amo” de vuelta.