Se confirma: Los más infieles son hombres que van mucho al gimnasio.

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Según un estudio, muchos de los hombres y mujeres que van al gimnasio terminan en la cama con alguno de sus compañeros. Pues, al ir al gimnasio tienen una excusa diaria para salir de su casa, demorarse y regresar bañados y cambiados sin levantar sospechas.

El mencionado estudio fue realizado por el sitio de citas ‘Ashley Madison’, que viene a decir que hacer pesas juntos puede unir mucho, y que a veces los infieles deciden tonificarse en honor a nuevas parejas.

«La excusa de ir al gimnasio es muy típica y a veces tiene poco que ver con hacer ejercicio», indica en una entrevista concedida a ‘Fatherly’ el entrenador personal Robert Herbst.

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La encuesta descubrió que casi tres cuartas partes de los encuestados decidieron ponerse en forma para sus nuevos amantes y no para gustar más a sus parejas. No tiene mucha base científica, pero los expertos apuntan que realmente hay un vínculo entre la infidelidad y el interés por el ejercicio.

Una encuesta de 2015 señaló que el 25% de los que acuden al gimnasio han hecho el amor con alguno de sus compañeros al menos una vez

En 2015 se realizó una muestra entre dos mil ( 2.000) adultos por la firma de productos para adultos británica Ann Summers que fue concluyente: el 25% de las personas que acudía con regularidad al gimnasio había hecho el amor con alguno de sus compañeros al menos una vez durante el año anterior (2014) y uno (1) de cada cinco (5) se había liado con su entrenador personal.

El 70% de las mujeres admitió, además, haber fantaseado con sus monitores, y el 66% del total de encuestados reconoció que las ensoñaciones de fantasía facilitan su trabajo en las máquinas.

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«Las personas en la encuesta de Ashley Madison informaron que hacen ejercicio para verse bien, pero también porque quieren gustar a los demás», indicó Paul Keabe, director de estrategia de la empresa.

«Creo que esa es la razón por la que cometen infidelidad. Además, numerosos estudios han demostrado que ejercitar el cuerpo aumenta la libido, y existen pruebas sólidas de que aquellas parejas en las que el deseo no está igualado hay más probabilidades de que se cometa una infidelidad.

Cuando existen desequilibrios y uno de los dos en la pareja tiene más impulso puede haber problemas. Y no siempre son ellos los que más ganas tienen», apunta.

«No me atrevo a decir que es una señal de infidelidad en el 100% de los casos», advierte Keable. «Pero sí que hay que admitir que cuando uno de los dos miembros de la pareja va al gimnasio y el otro no, se abre un agujero más grande entre ellos, un desconocimiento de una parte de la vida».