No tienes por qué estar a la disposición de todos, sólo porque quieres caerles bien. Porque quieres que te vean como una persona que todos pueden confiar, pero desgraciadamente no todos piensan igual de uno. Ya que dependiendo de las acciones que hagamos puede que lo tomen a mal y comiencen a juzgarnos. Mayormente es porque no hacemos lo que ellos dicen. Y está bien, nadie es monedita de oro para caerle bien a todo el mundo.
Siempre habrá personas que le caigamos bien y otras que no, y eso se debe a que todas las personalidades son distintas, a fin de cuentas, es con nosotros con quien pasaremos el resto de nuestras vidas. Así que lo que importa es querernos nosotros, respetarnos y darnos el valor suficiente para tener una vida plena.
Debemos valorar nuestras cualidades, conocernos mejor, de reconocer todo lo que ha influido en nuestras vidas, nuestra crianza, nuestras experiencias, nuestro pasado, nuestras creencias, todo eso hasta nuestra cuota genética e inclusive a nuestros acuerdos previos a lo que conocemos es lo que nos hace ser mejores cada día. Incluso los defectos pueden ser resultado de algo que nos define, porque es parte de uno.
No debemos sentirnos presionados, debemos ser nosotros mismos. Quien nos quiera como somos, los mantendremos en nuestra vida, y quien no nos quiera, puede irse por la puerta de al frente. No debemos tener ningún problema con las personas que no se queden contigo. Sólo las que te quieren con toda tu esencia podrán quedarse a tu lado, para toda la vida.
La aceptación debe ser consciente, sin cambiar nada a nadie. Debemos aprender a aceptar a los demás con sus diferencias, ya que si criticamos eso es porque no lo estamos aceptando. Es por ello que tenemos dos opciones, o aceptamos o nos alejamos, pero no debemos presionar a ninguna persona que se comporte como uno quiere.
Mientras nuestra actuación sea de buena fe, sin intenciones de herir o lastimar a otra persona o a nosotros mismos, pues nadie debe de interferir con nuestra manera de ser, ni nosotros debemos obligar a nadie a cambiar su comportamiento. Uno puede aconsejar desde el punto de vista de su realidad, más no cambiarlos de su forma de ser. Aceptémonos como somos y aceptemos a los demás, y verás como todo marchará bien en tu vida.