Sabia del error que habíamos cometido y quería arreglar el tiempo, te lo juro. No me gusta hacer daños a los demás, siempre he sido una persona justa, con mis sentimientos bien definidos.
Pero al verte llegar todo cambio, ya nada tenía sentido. Mis principios no existían, mis valores estaban truncados. No podía creer que era capaz de esto. Yo era de esas personas que decían que jamás, nunca se meterían con alguien que tuviera una relación porque mis padres pasaron por lo mismo y no quisiera ser la razón del sufrimiento de una persona.
En eso llegaste tú y todo se descuadro, sin darme cuenta ya estaba metida. Te juro que quisiera retroceder el tiempo y decirte que no, desviar mi camino y seguir siendo la chica que siempre he sido, una chica recta, madura que cree en la felicidad propia y la de los demás. Que no es capaz de hacer daño a nadie.
No es excusa decir que estoy enamorada de él, pero realmente lo estoy. Cuando estoy cerca de él no me importa nada, no me importa si voy en contra de la ley. Si está mal lo que estamos haciendo. Si el futuro es incierto, sólo quiero estar con él y nada más.
Él me ha dicho que no la quiere a ella, pero no puede terminar tan rápido y estar conmigo porque sospecharía. Que espere un tiempo, que ya verá el momento indicado para que termine con ella y seamos felices los dos.
Siempre esperaba ese día glorioso, pero al pasar el tiempo me di cuenta que no iba a suceder. Él estaba muy comprometido con ella. No la iba a dejar por mí.
Entendí, de la peor manera, que él no me quería como yo a él lo quería. Así que tenía que hacerme a un lado y encontrar mi propio camino. Recuperarme de este choque. Tenía que volver a respetarme. Yo valgo mucho ser la segunda opción de alguien.