Cuando mi pareja terminó conmigo, sentía tanta rabia que lo único que quería era vengarme para que pague lo que me ha hecho, hasta pensé que buscar a alguien más porque como dice la frase “un clavo saca a otro clavo”. Sin embargo, ninguna de esas decisiones tenía sentido, no podía estar viviendo de esa forma, creándome un mal sentimiento y emparejándome con alguien más cuando ni siquiera he olvidado al primero. Pero hay una técnica muy eficaz que lo descubrí leyendo y muchos expertos lo dicen, que la solución es: El efecto placebo.
Cuando rompe con una persona es una experiencia que nadie quiere pasar, el dolor es tan constante que uno no puede aguantar tanto. Comenzamos a sentirnos mal, desganados, sintiéndonos desdichados. Es uno de los peores sentimientos que podemos vivir.
Es por ello que se hizo un estudio con 40 personas que habían sufrido una ruptura romántica no deseada en estos últimos seis meses. Para esta los participantes llevaron una foto de su ex y una foto de un buen amigo del mismo género. Allí debían ver las imágenes de su ex pareja y recordar la ruptura, mientras se encontraban en una máquina funcional, igual hicieron con la imagen del amigo.
Cuando salieron los participantes de la máquina se les hecho un aerosol nasal. A la mitad de ellos les dijeron que era un “analgésico eficaz en la reducción del dolor emocional” y a la otra mitad que era una solución salina simple.
Cuando volvieron a entrar y repetir los estímulos que se hicieron en un comienzo, el grupo del placebo sentía menos dolor físico y se sentía mucho mejor emocionalmente. Además, mostraron mayor actividad en el área del cerebro medio llamado gris periaqueducal, el que desempeña el papel clave en la modulación de los niveles de analgésicos químicos cerebrales, o los opioides, sintiéndose bien como la dopamina.
Así que en conclusión se descubrió que el placebo puede generar un efecto bastante fuerte sobre la reducción de la intensidad del dolor social.