El amor no tiene en sí, una definición concisa de su origen o como este se manifiesta. Sin embargo, en términos generales, y a través de experiencias y algunos estudios, se puede definir al amor como una atracción misteriosa e irresistible que se produce en las personas sobre los encantos de otra persona o de una cosa, es por ello que se suele decir que el amor es un sortilegio.
Por tal razón, y dado los misterios del amor, este puede manifestarse de manera recíproca o de manera individual. Este último puede referirse al amor que se tienen así mismo, pero a la misma vez se refiere a que el amor solo esté presente en una persona, y esta no lo reciba de vuelta, es decir, no sea amada de la misma manera o simplemente como merece.
Si bien es cierto, que una relación de pareja, existen muchas cosas además del amor, hay casos en donde es una de las personas involucradas la que verdaderamente siente amor hacia la otra persona, mientras que esta otra solo está allí por algún beneficio o interés, y esto es muy lamentable.
Los amores egoístas crean estragos y dejan marcas. Reaccionar a tiempo es el único modo de salir enteros de este tipo de relaciones, quizás se salga con heridas inevitables, pero dichas heridas pueden ser sanadas a tiempo. El egoísmo en el amor origina auténticas catástrofes personales.
Decía Abraham Maslow que no todos los comportamientos egoístas son malos. No al menos hasta que comprendemos qué motivaciones los guían y definen. Así, y como ejemplo, el hecho de priorizarnos y de invertir de vez en cuando en nosotros mismos responde a una conducta no solo positiva, sino recomendable para la propia autoestima.
Ahora bien, en el lado opuesto, en el reverso más oscuro, tenemos al egoísmo insano y dañino.
Erich Fromm fue uno de los primeros autores en hablar precisamente del egoísmo en el amor. Según el autor de El miedo a la libertad o El arte de amar, hay quien concibe las relaciones como un escenario claramente instrumental orientado a tomar y recibir. Son hombres y mujeres incapaces de ver más allá de su preciada esfera personal.
Cuando el psicólogo de la Universidad de Washington John Gottman enunció su famosa teoría sobre los ‘cuatro jinetes predictores de la separación’, pasó por alto la dimensión del egoísmo en el amor. En su enfoque hablaba de que los mayores peligros de una relación son la indiferencia, la actitud defensiva, la crítica y el desprecio.
No obstante, se podría decir, que el egoísmo podría alzarse como un quinto jinete igualmente devastador. En realidad, el doctor Gottman no llegó a incluir este elemento como predictor exclusivo de las rupturas afectivas, en cierto modo porque esta dimensión introduce ya cada una de las dimensiones citadas. La persona que critica, que vulnera, que desprecia al otro o elude responsabilidades segrega egoísmo y esto es algo más que evidente.