Quien te ilusionó, quien te puso en el camino miles de promesas no cumplidas, quien no vaciló en hacer llorar y quien te dejó ir sin tan siquiera pedirte que te quedases 5 minutos más para darte una explicación.
Quien te vio rota y ni siquiera se molestó en decir “disculpa”.
Quien te golpeó a la cara con su mentira más filosa.
Quien te cortó el corazón y quien se sintió inmune a tu dolor.
Ese, quien te dijo que no valías lo suficiente para gastar su tiempo en ti, es ahora quien regresa, recogiendo pedazo a pedazo las piezas del corazón que rompió. Pretendiendo que podrá colocarlos todos de nuevo en su lugar.
Ese que ahora dice no dejar de soñar contigo, que jura y perjura que en ese momento que te hizo tanto daño, solo lo hizo por temor.
Ese que se inventan mil y un escusas para tratar de reparar tu corazón, es quien ahora pierde el tiempo tratando de arreglar algo que ya no tiene reparo, al menos, no en sus propias manos.
Ahora que quiere, ahora que sí se decide a valorarte, ahora que jura saber cuan difícil es no tenerte en su vida… Ahora tú ya has conseguido un nuevo destino que supo hacer lo que esa persona no.
Ahora no necesita de nadie que le repare porque fuiste lo suficientemente fuerte como para tú misma sanarte y entregarle el corazón a alguien que lo cuidase y valorase.
Ahora es que se da cuenta de cuánto perdió por no valorarte.
Ahora, quien te rompió el corazón, sabe que nunca podrá reparártelo, porque no lo necesitas.