La sociedad y su rigorosa forma de ver las cosas, en ocasiones lejos de ayudarnos, nos crean conflictos. El amor siempre ha sido estereotipado como un proceso de sufrimiento, viacrucis y esclavitud emocional. Se sugiere que el amor, va atado de lagrimas y que es normal llevar una relación, con tempestades y amarguras sugiriendo, que “aguantar” siempre es lo mejor para que la relación perdure.
El primer proceso que tenemos que vivir o el primer amor que debemos conocer, es el amor a nosotros mismos. No podemos brindar aquello que carecemos. Si tenemos un amplio conocimiento de lo que queremos, es porque como individuos hemos trabajado a fondo nuestro interior. Eso nos hace ser selectivos, pues no aceptamos ninguna persona o ningún proceso de vida, si no cumple con nuestras expectativas.
Cuando tenemos esa madurez emocional, estamos aptos para querer o no formar una relación, eso también va de la mano de nuestra madurez, pues nadie nos puede obligar a ser la pareja de nadie. Es una decisión de vida, es una escogencia.
Entonces es lógico suponer que una persona madura, no acepta el amor como un proceso de sufrimiento, no lo ve como un sacrificio ni esclavitud.
Ciertamente cuando amamos a alguien somos solidarios y la apoyamos en cualquier proceso que esté pasando o algún plan de vida. Cuando amamos no somos egoístas, pero eso no se puede ver, como que tenemos que renunciar a ser nosotros mismos, ni tampoco a renunciar a ser felices.
En una relación de pareja, es sano el proceso de negociación: ¿Qué estoy dispuesto a dar?, ¿Que estoy dispuesto a recibir y que cosa negociar?, de allí radica el éxito de ese proceso que queremos emprender como lo es una relación de pareja.
https://www.facebook.com/utopico1/videos/1455918301173862/