Un proverbio chino dice “No abras los labios si no estás seguro de que lo que vas a decir mejora el silencio”.
Seguramente te ha pasado que te das cuenta que sabes que la conversación se está yendo por las ramas y debes parar, sin embargo sin querer comienzas hablar de más y al final, todo termina mal. Queremos decir demasiadas cosas sin pensar en las consecuencias, sin ser conscientes de que a veces es mejor callar.
Pensar antes de hablar es un ejercicio que debemos practicar a diario sino terminaremos siempre en malos entendidos y perjudicando las situaciones. Es más cuando hablamos y emitimos juicios y opiniones revelamos lo más profundo de nuestra personalidad y nos juzgamos a nosotros mismos.
Decir demasiado
Es común que entre amigos, familiares y personas a las que conocemos y tenemos más confianza no se cuiden las formas al hablar y dejar salir lo que pensamos. Somos más sinceros, no nos limitamos y muchas veces las palabras que pronunciamos son más afiladas que cualquier cuchillo, crean muros muy difíciles de derribar y hieren a las personas que realmente queremos y estimamos.
Aunque en situaciones gana más el impulso debemos sopesar las consecuencias de nuestras opiniones y recurrir siempre a la cortesía y a la amabilidad.
El arte de decir con sabiduría y respeto
La idea no es callar siempre lo que pensamos, sino hablar lo necesario, saber escuchar, no hablar por hablar, porque hablar demasiado, sin pensar lo que se dice y sin control, nos puede llevar a decir necedades. Es importante decir las cosas siempre pensando bien las cosas y con el debido respeto. Aunque no lo creas, se pude ser honesto sin dañar a la otra persona.
Fuente: Mujer.guru