Amar es un acto solo para valientes, y los valientes deben pagar la consecuencia de su valentía. El temor a amar es lógico en una sociedad que ha minimizado los valores y el verdadero concepto de la palabra “lealtad”.
Existe un miedo en amar, por ejemplo: El miedo a que la persona amada, ame o aún esté aferrada a su pasado. Este miedo es uno de los peores, pues sientes de cierto modo que estás en una competencia por ganar un corazón. Sé que nadie debería desvalorizarse tanto como para ponerse en dicho lugar, pero es que, cuando se ama de verdad, a veces uno tiene que hacer el sacrificio de aceptar cosas que parecen no tener sentido.
Esto no quiere decir que estarás ahí toda la vida compitiendo. Amar, y aceptar que la otra persona aún se aferra a su pasado, no es simplemente decir: “Vale, competiré por tu corazón”. Amar, y aceptar eso, es afrontar un temor y la probabilidad real de ser lastimado. Por amor se hacen muchas cosas desinteresada, y uno espera que siempre sea recíproco y equilibrado, pero venga, que eso solo pasa en las novelas.
Cuando la persona que amas acepta que te está amando a pesar de estar aferrada a su pasado, y te dice que lo intenta superar por ti, entonces, puedes tener dos perspectivas de este asunto. La primera es que puedes sentirte desvalorizado y que esa persona no es lo suficientemente correcta para ti. Y la segunda es que lo veas como un reto por luchar por alguien que amas, como una oportunidad de ayudarla a superar algo que ya no está sucediendo y que cuando lo haga, ella o él te estará enormemente agradecidos.
Ama completamente, a pesar de este y/u otros temores, pero ama. El miedo es el peor enemigo del ser que ama, y solo los que se enfrentan a él tienen la fortuna de conseguir el amor en donde lo buscan.