Me parece absurdo el pánico que las personas le tienen a la verdad, es como si los niños fuesen criados, con la mentalidad de que la verdad hay que evitarla, porque a veces duele, porque muchas veces no van acorde a lo que queremos escuchar y porque, supuestamente, es mejor escuchar una mentira placentera que nos haga tranquilizar los oídos con falsas expectativas.
Prefiero que me digan una verdad que duele, a una mentira piadosa, esas que se van acumulando de a poco y que estallan en un momento de debilidad o ira. Las mentiras, son como gotas que van llenando un vaso, cuando empieza a derramarse, no hay forma de detenerlo.
Dejemos de ilusionar a las personas con vivencias falsas, con promesas a futuro que no vamos a cumplir. Dejemos de enamorar corazones que buscan honestidad, y que, por el simple y banal deseo de llevárnoslos a la cama, le pintamos un mundo de colores ficticios, para que se entreguen por completo, porque la cobardía nos da una palmadita en la espalda, cada vez que vemos a los ojos de quien nos ama, como diciéndonos, “Adelante, una mentirita más, solo para que te de lo que quieres y ya luego, no más”. Pero siempre hay más, una mentira, conlleva a otra y a otra.
Una relación que nace de la mentira, está podrida por dentro.
Una relación que nace con una mentira, es una relación destinada a estar podrida por dentro. Su núcleo o espíritu, es frágil, falso y sucio. Eventualmente, por muy pequeña que sea la mentira, al derribarse la careta de la falsedad, la caída será estrepitosa. No podemos pretender que una mentira tenga patas largas, porque más temprano que tarde, la veremos caer, y nos preguntaremos ¿Cómo pudimos ser tan idiota de creernos todo lo que nos dijo?
El peligro de la mentira yace, en que cuando un mentiroso empieza a decir la verdad, ya nada le podemos creer, pues, en la boca del mentiroso, por mucho que se la enjuague, siempre habrá el aliento a falsedad, manipulación y cobardía.
Por eso, siempre di la verdad, por muy difícil que sea, siempre debes ser honesto con todos, incluso con tus enemigos, porque una mentira no solo es un puñal para quien la recibe, sino para quien la da.