Hay una frase que siempre se cuela en los consejos de amigas cuando de una ruptura amorosa se trata: “es mejor estar sola que mal acompañada” ¿Y por qué nuestras amigas nos dirían algo como eso? ¿Por qué eso sería un buen consejo?
Vienes devastada de romper con tu chico y lo primero que se te ocurre es llamar a tus mejores amigas para reunirte con ellas y contarle los pormenores del suceso: él fue quien decidió terminar con la relación porque tú nunca lograste cumplir sus expectativas. Te gritó que nunca pudiste llegar a su altura, porque te negaste a aceptar que él te pagará un par de cirugías estéticas para que te vieras “realmente bonita”, porque decidiste estudiar una carrera “que no te iba a llevar a volar tan alto como él”, porque soñaste con tener hijos en algún momento y eso él lo ve como una pérdida de tiempo…
A pesar de todo eso, de las lágrimas derramadas durante la relación por los comentarios hirientes que él te hacía, de las rechazos en el seno de su familia por ser tan “poquita cosa para un hombre tan exitoso” y de tolerar que saliera con una y con otra “en plan de amigos” mientras que contigo ni a la esquina, sientes que no era necesario terminar, que las cosas pudieron haber sido diferentes…
Entonces tus amigas corean la famosa frase: “mejor sola que mal acompañada” y tú no lo entiendes, pero no te preocupes: con el tiempo seguro la entenderás. ¿Y qué es lo que terminarás entendiendo de ella? A ciencia cierta no sé qué es lo que te gustaba de él, pero si su comportamiento se reducía a lo que acabo de describir, no sé qué sentía ese chico por ti pero sí estoy segura de que no es amor.
Es doloroso separarte de alguien por diversas razones, pero siempre es mejor estar lejos de ese alguien cuando lo que nos da es rechazo, maltrato y malos ratos. No pretendo juzgar a tu ex-chico sino hacerte entender que la primera persona que debe hacer algo eres tú, y lo primero y principal es amarte, pues es lo único que te protegerá ante esas vejaciones que padeciste durante tanto tiempo.
Pregúntate qué es lo que extrañas y qué es lo que quieres volver a vivir: ¿Todo ese rechazo? ¿Los gritos? ¿El que te haga sentir menos con cada una de sus palabras? Sólo así aclararás qué es lo que realmente quieres y podrás llorar tu pérdida mientras inicias el necesario proceso de valorarte en la justa medida. ¡Quién sabe si luego de este gran desatino te toca conocer al verdadero hombre de tu vida! ¿Quieres que te encuentre así cabizbaja y sin ánimos de vivir?