Como ya sabemos, toda acción conlleva a una reacción. Y es exactamente eso lo que estamos viviendo hoy en día, ya que padecemos las consecuencias de nuestros actos, y lamentablemente, no podemos cambiarlo de manera instantánea, podemos simplemente fluir con esta experiencia creada y seguir creando lo que vendrá.
Las cosas no se pueden cambiar, pero si rectificar y mejorar. Por lo que todo lo acontecido en el pasado, no se puede modificar, ni mucho menos devolver el tiempo para cambiar las cosas y hacerlas mejor.
Así que lo más conveniente es vivir lo que nos ha tocado con la responsabilidad asociada a nuestra creación. Vamos creando y atrayendo cosas, personas, situaciones y escenarios a nuestras vidas desde nuestra vibración, desde nuestro enfoque.
Es por ello que debemos asegurarnos de crear desde una frecuencia vibratoria elevada, para que lo que generemos esté en sintonía con nuestro bienestar y no lo contrario.
Cuando nos sentimos mal por algún motivo o situación perturbadora, que no estamos permitiendo el bienestar en nuestras vidas, también estamos creando. Lo hacemos de manera constante y normalmente de forma inconsciente, pero debemos estar atentos porque desde donde creemos marcará la diferencia en el resultado.
No debemos quedarnos atrapados y sumergidos en el lamento, reprochándonos por nuestros actos. Solo es útil entender que sí ocurrió fue porque simplemente lo atrajimos, así que lo que debemos hacer es procurar atraer lo que sí queremos a nuestras vidas y esto lo lograremos enfocándonos en ello, no en lo contrario, que es lo que usualmente hacemos.
Si nos enfocamos demasiado en lo que nos preocupa, nos convertiremos en un imán para ello y para otras cosas de la misma índole, y también si no estamos dándole cabida al bienestar, conectándonos con lo que nos alegra la vida, pues también estamos atrayendo a nuestra vida desde un punto inconveniente y desde allí manifestarnos.
Procuremos sentirnos lo mejor posible, de manera independiente a lo que esté pasando y enfocarnos en lo que queremos en nuestra vida. Al principio requiere de un esfuerzo considerable, porque la mayoría de las personas no están acostumbradas a utilizar su mente a favor, estamos programados de forma totalmente inconveniente.
Lo mejor de todo es que podemos aprender a canalizar nuestras emociones, a detectar cuando nos sentimos incómodos y conscientemente desconectarnos de los pensamientos que no nos favorecen, para conectarnos a los que sí nos agradan, los que nos hacen sentir en calma, en alegría, en esperanza. Nuestro cuerpo a través del sentir, nos dice con claridad cuándo la mente está trabajando a favor o en contra.